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Full text of "El problema agrario en la República Mexicana [microform]. Ferrocarriles y colonización. A los señores empleados de los ferrocarriles, correos, telégrafos, estaciones inalambricas y teléfonos. Las riquezas naturales del suelo mexicano pueden salvar la nacionalidad. La industria del platano evaporado"

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97-84165-4 

Sala,  Antenor 

El  problema  agrario  en  la 
República  Mexicana 

México 
1918 


MASTER  NEGATIVE  # 


COLUMBIA  UNIVERSITY  LIBRARIES 
PRESERVATION  DIVISION 

BIBLIOGRAPHIC  MICROFORM  TARGET 


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>: 


308 
Z 

Box  718  fSala,  An tenor 3 

El  problema  ajerio  en  le  Repiíblica  Mexicane. 
Ferrocarriles  y  colonización.    A  los  señores  de 
los  ferrocarriles,  correos,  telégrafos,  esta- 
ciones inalanibricas  y  teléfonos.    Las  riquezas 
naturales  del  suelo  mericeno  nueden  salvar  la 
nacionalidad.    La  ináuctria  del  T)letano  evapora- 
do.   México,  Impr.  Franco  Mexicana,  1913. 

39  p.  port. 


O 


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EL  PROBLEMA  AGRARIO  [ 

•  EN  LA 

REPUBLiICA  MEXICANA. 


FERROCARRiLES  Y  COLONIZACION. 


A  LOS  SEÑORES  EMPUAMS  DE  LOS  FE- 
RROCARRILES,  CORREOS,  TELEGRAFOS,  ES- 
TACIONES^ INAUMBRICAS  Y  TELEFONOS. 


I  LAS  RIQUEZAS  NATURALES  DEL  SUELO  MEXICANO 
j  PUEDEN  SALVAR  LA  NACIONALIDAD. 


LA  INDUSTRU  DEL  PUTANO  EVAPORADO. 


EL  PROBLEMA  AGRARIO 

EN  LA 

REPUBLICA  MEXICANA. 


FERROCARRILES  Y.  COLONIZACION. 


A  LOS  SEÑORES  EMPLEADOS  DE  LOS  FE- 
RROCARRILES, CORREOS,  TELSGRAFOS,  ES- 
TACIONES INAUMRICAS  Y  TELEFONOS. 


LAS  RIQUEZAS  NATURALES  DEL  SUELO  MEXICANO 
PUEDEN  SALVAR  U  NACIONALIDAD. 


LA  INDÜSTRU  DEL  PLATANO  EVAPORADO. 


MEXICO 

IMPRENTA  FRANCO  MEXICANA,  S.  A.  —  1?  ACADEMIA,  10 

1918 


INTENTIONAL  SECOND  EXPOSURE 


EL  PROBLEMA  AGRARIO 

EN  LA 

REPUBLICA  MEXICANA. 


FERROCARRILES  Y.  COLONIZACION. 


A  LOS  SEÑORES  EMPLEADOS  DE  LOS  FE- 
RROCARRILES, CORREOS,  TELEGRAFOS,  ES- 
TACIONES INALAMBRICAS  Y  TELEFONOS. 


LAS  RIQUEZAS  NATURALES  DEL  SUELO  MEXICANO 
PUEDEN  SALVAR  LA  NACIONAUDAD. 


LA  INDUSTRIA  DEL  PLATANO  EVAPORADO. 


MEXICO 

IMPRENTA  FRANCO  MEXICANA,  S.  A.  —  1*  ACADEMIA,  10 

1918 


MAY  2  5  1943 


MAY  2  7  19tfl 


INTENTIOMAL  SECOI4D  EXPOSÜRE 


2  5  1943 


MAY  27t9«í 


PREAMBULO 


Cuando  se  habla  de  la  división  de  la  tierra  mexicana,  ac- 
tualmente repartida  entre  corto  nrimero  de  latifundistas  ge- 
neralmente se  sobrentiende  que  las  parcelas  deberán  quedar 
en  manos  de  los  actuales  peones  de  las  haciendas  ü  proleta- 
rios (le  las  poblaciones  agrícolas.  ^  ,  ^  ,  • 

Tal  idea  pone  límites  demasiado  estrechos  y  del  todo  in- 
debidos a  la  amplia  concepción  revolucionaria  sobre  la  divi- 
sión del  latifundio.  En  reaüdad,  la  Revolución  ha  hecho  un 
llamamiento  a  todos  los  capaces  de  poseer,  mexicanos  y  ex- 
tranjeros, ricos  y  pobres,  para  ,ue  disfruten  de  porción 
de  la  tierra,  una  vez  que  considera  de  uuhscuUble  «tiltdad  p«- 
hlica-  la  división  parcelaria  de  los  latifundios. 

Ciertamente  los  braceros  y  proletarios  no  son  los  mas 
adecuados  para  gozar  en  primer  término  de  semejante  fr^- 
(uiicia,  dado  que  su  falta  de  elementos  para  iniciar  inmediata- 
mente el  cultivo,  hace  inútil  para  ellos  la  posesión  de  las  par- 
celas V  por  otra  parte,  el  Estado  se  halla  en  la  imposibilidad 
de  suministrar  recursos  a  la  gran  masa  de  peones  y  proleta- 
rios El  Estado  sólo  hará  tal  beneficio  a  pequeños  grupos,  aun- 
que no  signifique  para  él  un  dispendio  definitivo,  sino  un  sim- 
ple adelanto  a  los  nuevos  poseedores,  quienes  quedarían  con 
la  obligación  de  reintegrar  al  Estado  las  sumas  que  hubieren 
recibido,  así  como  a  pagar  el  valor  de  las  parcelas  üe  tier^ 
para  que  el  Estado  a  sn  vez  pague  a  los  terratenientes  los  fun- 
dos de  que  los  prive  en  razón  de  la  conveniencia  púbUca  de 

dividirlos,  ,     ,  i 

Son  de  consiguiente  las  clases  medias,  los  hombres  que 

poséen  algunos  recursos  o  que  simplemente  tienen  1^  P^^^^'^^ 
lidad  de  hacer  algunas  economías,  quienes  podrán  disfrutar 
desde  luego  de  los  beneficios  de  la  división  del  latifundio  ac- 
tual, con  grandísima  ventaja  para  ellos  y  para  la  1  atria  en 


4 

geueral.  Antes  de  la  Kevolucióu,  era  imposible  la  adquisición 
de  pequeños  lates  de  tierra  en  los  grandes  f  undos^  sus  propie- 
tarios no  los  vendían^  pues  con  razón  condderaban  al  peque- 
ño propietario  como  un  competidor  que,  de  multiplicarse,  los 
llevaría  a  un  cambio  radical  de  procedimientos  de  cultivo,  al 
cual  jamás  se  han  hallado  dispuestos.  En  la  actualidad  es  po- 
sible la  adquisición  de  esos  pequ^os  lotes,  pues  el  Estado  juz- 
<>a  como  de  vital  importancia  para  la  Nación  dividir  el  lati- 
fundio y  tan  pronto  como  se  normalice  la  agitada  situación 
del  País,  surgirán  mpresas  privadas  que  se  dedicarán  a  la 
colonización  de  grandes  extensiones  de  terreno;  va  con  ele- 
Ment<»s  uaí  ionales,  ya  con  agricultores  en  })equeno  y  expertos 
trabajadores  de  la  tierra  traídos  del  extranjero,  ya  con  unos 
y  otros,  que  será  sin  duda  la  forma  más  conveniente  y  fácil 
para  que  los  empresarios  obtengan  grandes  y  seguras  utili- 
dades. 

Las  clases  medias,  dada  la  poca  o  ninguna  disposición  de 
los  grandes  hacendados  para  vender  parcelas,  estaban  de  he- 
cho excluidas  de  la  propiedad  rural,  nadie  entre  esa  clase  pen- 
salía  en  1a1  ]»r<)i)iedad  y  seguramente  son  muy  i)ocos  aún  los 
que  ven  en  la  actual  posibilidad  y  hasta  facilidad  de  adquirir 
un  lote  de  tierra,  un  medio  de.  utilizar  de  modo  asombrosa- 
mente ventajoso  los  pe:]ueños  capitales  y  de  hacer  economías 
fructuosas  en  grado  sumo. 

Hace  cinco  años  hice  una  manifestación  a  los  empleados 
de  ferrocarriles  en  el  seoitido  que  se  indica,  grupo  ilustrado  y 
(]ue  ya  ha  formado  asociaciones  con  varios  objetos  sindicalis- 
tas, Hiutualistas,  cooperativas,  de  sport,  etc.,  y  que  ademas, 
turre  los  individuos  que  lo  integran,  son  muchos  los  que  tra- 
tan de  asegurar  el  porvenir  de  sus  familias,  tomando  pólizas 
de  sefjuros  sobre  la  vida.  Los  miembros  del  indicado  grupo 
son  económicos  sin  duda  y  ¡cuánto  mejor  les  sería,  emplear 
esas  economías  adquiriendo  un  buen  lote  de  tierra,  cuyo  va- 
lor aumenta  constantemente  de  modo  nécee^rio,  aun  edn  culti- 
varlo, que  enriquecer  con  sus  recursos  a  Compaflías  extran- 
j:M'as  qnc*  cumplen  mal  o  no  cum]den  de  ningún  modo  con  sus 
compromisos!  Así  lo  vemos  en  la  actualidad,  las  Compañías 
de  iite^ros,  todas  las  establecidas  en  la  República,  naciona- 
les y  extranjeras,  han  defraudado  más  o  menos  en  sus  deseos 
y  esperanzas  a  los  interesados. 


5 


También  hice  una  indicación  a  las  Secretarias  de  Fomen- 
to y  a  la  de  Comunicaciones  para  que  en  los  contratos  cele- 
brados con  las  Compañías  ferrocarrileras,  incluyesen  de  rao- 
do  sistemático  las  cláusulas  que  obligasen  a  éstas  a  la  com- 
pra de  tierras  a  lo  largo  de  las  vías  que  fuesen  a  construir, 
a  fin  de  que  las  dividiesen  después  en  lotes  con  un  fondo  de 
(piinientos  a  mil  metros  y  las  distribuyeran  entre  los  emplea- 
dos que  necesitasen  para  la  explotación  del  ferrocarril  o  a  la- 
bradores nacionales  y  extranjeros  en  ext^siones  no  mayores 
de  diess  hectáreas.  Creo  que  así  se  aumentaría  de  modo  muy 
considerable  el  tráfico  del  ferrocarril  con  los  productos  agrí- 
colas e  industriales  procedentes  de  esas  parcelas  y  que  la  ri- 
queza nacional  recibiría  un  impulso  enorme. 

En  este  folleto  reimprimo  estas  indicaciones  que  me  per- 
mití hacer  a  la  Administración  Púl)lica  y  a  los  Empleados  de 
ferrocarriles ;  pero  ahora  y  en  este  preámbulo  amplío  mis  pro- 
posiciones indicando  a  las  personas  ocupadas  en  el  Correo, 
los  Tel^mfos^  Estaciones  Inalámbricas  y  Teléfonos^  que  se 
unan  con  los  empleados  de  Ferrocarriles,  que  con  ellos  for- 
men asociaciones  cooperativas  para  la  compra  y  cultivo  de 
tierras  a  lo  largo  de  las  vías,  a  fin  de  as^urarse  una  vejes 
cómoda  o  a  sus  familias  un  porvenir  realmente  cierto. 

Cien  emjdeados  de  las  indicadas  instituciones  que  ganen 
doscientos  pesos  mensuales  cada  uno,  bien  pueden  destinar  un 
mes  de  sudldo  al  año  para  el  objeto  indicado.  Los  numerosos 
empleados  ferrocarrileros,  que  viajan  constantemente  en  los 
trenes,  serían  los  encargados  de  la  vigilancia  del  bien  común, 
en  cambio  los  sedentarios  de  Correos  y  Telégrafos,  etc.  po- 
drían estudiar  las  necesidades  mercantiles  de  todas  y  cada 
una  de  las  poblaciones  de  la  B^ública,  de  modo  que  les  se- 
ría muy  fácil  proporcionar  datos  oportunísimos  a  las  Mesas 
Directivas  de  sus  sociedades,  para  la  venta,  al  mejor  precio, 
de  los  productos  tanto  a|^ía>las  como  industriales  de  sus  res- 
pectivos campos.  Ad^ás,  esas  sociedades  cooperativas  se  con- 
federarán y  de  este  modo  podrán  gozar  de  un  crédito  incom- 
parable, ya  sea  fundando  Bancos  Cooperativos  o  en  los  esta- 
blecimientos bancarios  estra&os  a  las  asociaciones  de  em^ea-^ 
dos,  ya  del  Gobierno,  ya  de  particulares. 

Entre  los  empleados  públicos  de  las  instituciones  citadas, 
abundan  los  hombres  de  positiva  ilustración,  no  son  raroS; 


6 


sino  por  el  contrario  abundantÍBimos  los  profesionales  de  la 
más  elevada  cataría  mental,  de  modo  que  sns  sociedades 

cooperativas  podrían  tener  dirección  acertadísima  y  de  una 
eficiencia  que  ningún  otro  grupo  social  podría  alcanzar. 

Incluyo  en  este  folleto  mi  estudio  titulado :  ^^Las  riquezas 
naturales  del  -Suelo  Macano  pueden  salvar  la  Nacionalidad" 
y  un  artículo  ^'La  Industria  del  Plátano  Evaporado",  con  tí 
objeto  (ie  que  los  Empleados  a  quienes  sugiero  la  idea  de  aso- 
ciarse para  derramar  enormes  capitales  en  los  campos  de  la 
Patria,  tengan  a  la  vista,  palpen,  por  decirlo  así,  la  gran  fa- 
cilidad que  existe  en  nuestro  país  para  llegar  a  poseer  una 
buena  fortuna  individual  y  para  llevar  a  la  Patria,  con  la 
reunión  de  esas  fortunas,  a  grandeza  j  prosperidad  incom- 
parable. 

Todo  hombre  que  trabaja  en  su  propio  bien,  también  lo 
liace  de  modo  necesario  por  el  de  la  Patria,  tan  sólo  con  apli- 
car inteligentmente  sus  ahorros  a  la  adquisición  y  cultivo  de 
un  suelo  pródigo,  que  rinde  cien  por  uno,  a  quienes  lo  acari- 
i-ian  con  la  fuerza  de  sus  brazos  o  con  la  inteligencia.  Los 
empleados  de  Ferrocarx'iles,  Correos,  Telégrafos,  íístaciones  de 
Mareoni  y  Teléfonos,  si  se  asocian  con  los  fines  indicados,  ade- 
más de  labrarse  un  porvenir  seguro,  de  salvar  a  sus  familias 
de  la  pobreza  aun  cuando  los  jefes  de  ellas  fallezcan,  habrán 
contribuido  al  engrandecimiento  del  País  y  dado  un  ejem- 
plo a  las  demás  clases  sociales,  de  lo  que  vale  la  unión,  la  so- 
lidaridad entre  los  hijos  de  una  mi«ma  Patria  para  el  bim 
personal  y  el  de  la  nación. 

LiraRTAU  Y  TnnuEUS. 


FERROCARRILES  Y  COLONIZACION 


El  hecho  culiniiiaiite  en  nuestro  país,  consiste  en  el  con- 
tacto (le  uua  raza  indígena  hundida  casi  por  completo  en  el 
analfabetismo,  con  la  raza  blanca  en  «a  mayoría  ilustrada. 

De  «qní  las  pecnliaridades  bnenas  y  malas  de  nuestra  vi- 
da nacional,  en  todos  los  órdenes  de  las  actividades  humanas. 
La  historia  nacional  de  cuatro  siglos  se  explica  períectamen- 
te  hasta  en  sns  menores  detalles,  por  las  acciones  y  reaccio- 
na de  las  tendencias  de  una  raza  sobre  las  tendencias  de  la 
otra;  asi  niisiiK»  se  exjilican  las  niodificacioues  del  carácter 
del.  blanco  mexicano,  con  relación  al  de  sn  raza  originaría 
y  las  del  indio,  con  respecto  al  de  sn  antepasado  precorte- 
«ano. 

Durante  el  siglo  XTX,  nuestros  estadistas  hlanc(»s  e  in- 
dios o  no  tuvieron  en  cuenta  este  hecho  primordial  o  creye- 
ron que  bastaba  sometmios  a  todos  a  las  mismas  leyes,  para 
que  ll^áe^mos  a  formar  un  pueblo  que  no  presentase  solu- 
ciones de  continuidad  entre  sus  diversos  grupos;  pero  la  ex- 
periencia de  un  siglo  ha  demostrado  que  hay  verdaderos  abis- 
mos «itre  ellos ;  que  las  leyes  bnenas  para  nnos  no  lo  son  pa- 
ra los  otros,  que  las  aspiraciones  de  los  unos  son  antitéticas 
a  las  aspiraciones  de  los  otros  y  que  en  tal  situación,  la  faz 
revolucionaria  se  ha  presentado  y  se  presentará  de  contínno 
en  la  evolución  nacional,  de  no  seguirse  por  la  raza  blanca, 
procedimientos  conscientes  de  asimilación  entre  ella  y  su  her- 
nmna  menor,  esa  inteligente,  valerosa  y  abnegada  raza  co- 
briza. 

La  escuela  es  un  buen  procedimiento  de  asimilación ;  pe- 
ro de  resultados  muy  lentos,  porque  sólo  obra  sobre  minorías 
infantiles,  verdaderamente  iusigniflcautes,  que  pertenecen  a 
la  segunda  de  esas  razas.  La  escuela  casi  casi,  no  existe  sino 
para  la  raza  blanca  y  todos  los  esfoerzos  por  llevár  a  ella  a  la 


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otra;  serán  poco  menos  que  esténles^  mientras  no  se  eleve  la 

coudiciúu  económica  de  la  misma. 

Para  ésto  no  se  necesita  que  aprenda  a  leer,  sino  que  la 
generación  adulta  actual  y  varias  que  le  sucedan  aprendan  a 
*  trabajar,  bajo  sistemas  menos  rutinarios  y  más  productivos 
que  los  sefruidos  hasta  hoy,  principalmente  en  los  campos.  In- 
Cüueúsauieute  se  aprende  a  trabajar  en  hi  escuela  del  traba- 
jo mismoy  por  imitación  y  por  práctica.  Por  desgracia  los 
blancos,  actuales  dueños  de  los  campos,  no  los  trabajan  por  si 
mismos,  se  conforman  con  obtener  los  frutos  del  trabajo  de 
los  indígenas  rutinai'iamente  aleccionados  i>or  lejanos  inmi- 
grantes europeos,  que  introdujeron  el  arado  egipcio  y  los  pro- 
cedimientos árabes  para  la  explotación  de  los  animales  do- 
mésticos. 

La  iniciativa  privada,  muy  raquítica,  ha  comenzado  a  ha- 
cer algo  más;  pero  sólo  alcanzarla  un  resultado  apreciable  en 
muchos  siglos^  si  la  Administración  Pública  no  toma  la  parti- 
cipacióu  (pie  le  corresponde  en  la  grandiosa  obra  de  fundir 
en  una  cultura  armónica,  sin  soluciones  de  continuidad,  a  los 
numerosos  elem^tos  de  la  raza  indígena  con  la  raza  blanca, 
mediante  la  educación  por  el  trabajo,  en  la  que  esta  raza  asu- 
mirá el  papel  de  educadora,  de  maestra.  Lo  primero  que  se  re- 
quiere es  la  colonización  de  nuestro  suelo  por  unidades  de  la 
raza  blanca,  compuesta  de  expertos  trabajadores  de  la  tierra 
y  pequeños  propietarios  agricultores,  a  todo  trance,  a  cual- 
quier precio,  sin  medida  alguna  de  sacriflcio. 

La  consolidación  de  la  paz  orfíánica  y  de  la  nacionalidad 
están  interesadas  en  esa  obra  de  positiva  cultura,  de  extensa 
y  verdadera  civilización. 

Y  n(»  es  difícil;  por  el  contrario,  basta  obrar  con  perfec- 
ta honradez  y  con  sujeción  a  pocos  y  sencillos  principios  de 
*  conducta,  para  dar  y  sostener  un  impulso  de  resultados  evi- 
dentes y  grandiosos. 

Los  caiñtales  europeos  y  norte-americanos  buscan  aplica- 
ción y  una  de  las  más  ambicionadas  por  ellos  es  la  de  las  vías 
férreas.  Bastaría  asegurarles  por  un  NUMEBO  EQUITATI- 
VO de  años,  un  producto  de  diez  por  ciento  neto,  para  que  en 
verdadero  tolérente  acudiesen  a  completar  nuestro  sistema  fe- 
rrocaiTÜero,  vías  de.  comunicación  fluviales,  marítimas,  ca- 
nales, carreteras,  etc. 


o 

Hay  un  medio  para  as^urar  ese  rendimiento,  que  puede 

ronsiderarse  como  alto,  sin  quebranto  alguno  jmra  el  Erario, 
el  que  consiste  en  aumentar  la  materia  transportable,  la  pro- 
ducción agrícola-industrial  dd  país.  Para  lograrlo,  exíjase 
a  cada  Compañía  creadora  de  vías  de  comunicación,  que  sea- 
a  la  vez  colonizadora,  que  traiga  e  instale  colonos  a  lo  lai^ 
de  las  rutas  que  construya,  vendiendo  a  cada  uno  de  ellos  una 
extensión  de  cien  metros  fr^te  a  la  vía,  por  quinientos  de 
fondo  en  las  zonas  cálidas  y  de  ci^  metros  de  frente  por  mil 
de  fondo  en  las  zonas  frías  y  templadas.  Por  cada  agricultor 
así  instalado  y  previa  la  comprobación  de  (pie  ha  pagado  su 
lote,  el  Gobierno  daría  a  la  Compañía  fáOO.UO  tratándose  de 
la  i)rimera  zona  y  |200.00  en  las  sañudas,  Como  evidentemen- 
te las  parcelas  de  5  y  10  hectáreas  no  podrán  ser  cultivadas 
por  la  sola  familia  del  colono  principal,  éste  se  vería  iireci- 
sado  a  ocupar  connacionales  o  indígenas  en  número  de  dos  a 
tres  familias  por  lote.  El  cultivo  asi  intensificado  de  las  regio- 
nes que  cruzase  cada  ferrocarril,  bastaría  \n\vii  dar  vida  al 
mismo,  a  tal  grado,  que  ese  diez  por  ciento  asegurado  por  el. 
Gk>bierno  como  producto  neto  de  la  explotación  a  cada  línea, 
no  saldría  nunca,  ni  en  débil  proporción,  de  las  arcas  pú- 
blicas. 

Cada  lote,  cultivado  por  hábil  agricultor  europeo,  serviría 
de  modelo  a  los  agricultores  más  inmediatos  y  de  escuela 
práctica  a  los  trabajadores  nacionales  ocupados  por  el  colono 
y  que  necesariamente  tendrán  que  ser  numerosos.  i 

Además,  los  latifundistas  actuales,  se  han  mostrado  tan 
rutinarios  y  morosos  como  los  vemos,  porque  en  realidad  no 
han  tenido  competidores.  La  poca  producción  les  ha  conve- 
nido en  alto  jr^do,  tanto,  que  uno  de  nuestros  pensadores 
mejor  penetrado  de  la  economía  rural  del  país  ha  asentado, 
que  pasa  por  aforismo  entre  los  grandes  terratenientes :  QUE 
CINCO  AÍÍOS  CONSECUTIVOS  DE  BUENAS  COSECHAS, 
LOS  ARRriXAX.  Nos  referimos  al  señor  licenciadr»  don  Ge- 
naro Baigosa.  Si  de  un  modo  rápido  se  establecen  en  la  Re- 
púhlica  algunos  miles  de  colonos,  la  producción  suya  hará 
ruda  competencia  a  la  de  los  latifundistas  y  éstos  se  verán 
precisados  a  perfeccionar  sus  métodos  de  cultivo,  so  pena  de 
arruinarse.  Mejorados  estos  métodos,  el  alza  del  salario  xieuo 
por  sí  mifiona  o  lo  que  es  igual:  LA  MEJOSIA  DE  LA  SI- 


10 

Tü ACION  ECONOMICA  DEL  OBBEBO  DE  LOS  CAMPOS, 
DEL  1»EUN  INDIGENA,  DE  LA  BAZA. 

^    ^  ^ 

Líi  base  ineludible  para  la  realización  de  la  obra  ante- 
riormente indicada  a  grandes  rasgos,  consiste  en  la  adopción 
por  parte  del  Gobierno^  de  los  principios  asentados  en  mi  fo- 
lleto: EL  PROBLEMA  AGRARIO  EN  LA  REPUBLICA 

MEXK  ANA. 

Los  contratos  sobre  vías  férreas  corresponden  a  la  Secre- 
taria de  Comunieacioiies.  La  adopción  de  Leyes  infernadas  en 
los  principios  de  mi  citado  foUeto  y  las  peculiares  de  Coloni- 
zación, c<»rresponden  a  la  de  Fomento.  He  acpn  el  motivo  de 
que  dedique  a  ambas  fciecretarias  de  Estado  las  someras  indi- 
eaciones  qne  preceden. 

La  colonización  rápida  de  nuestro  territorio  por  agricul- 
rores  de  raza  blanca,  llevada  a  efecto  por  cuantos  medios  prác- 
ticos seau  posibles,  a  todo  trance,  sería  la  obra  más  fecunda 
para  la  tranquilidad  presóte  y  el  grandioso  porvenir  de  la 
Patria.. 

LlBEETAD  y  TlEUUAS. 


A  los  Señores  Empleados  de  los  Ferrocarriles 


Ante  la  opinión  pública  de  nuestro  País  he  sustentado 
la  tésis,  que  sólo  conseguiremos  la  PAZ  ORGA-XICA,  median- 
te la  creación  de  la  peque&a  propiedad  rural;  exponi^do  esa 
té8is  con  amplitud  en  varios  trabajos  precedentes,  por  la 
jírensa,  en  la  coiTesiK)ndeiuia  privada,  ante  una  sociedad 
científica  y  hasta  en  el  Extranjero. 

Sólo  por  la  creación  de  la  pequeña  propiedad  rural  que- 
dará resulto  el  Problema  Agrario,  pues  que  así  y  sólo  así 
podrá  llegar  a  tener  con  seguridad  la  clase  pobre  <lel  campo, 
siquiera  sea  uu  }jedazo  de  tierra,  a  que  tieue  derecho  con  tanta 
jiusticia. 

Dada  la  base,  corresponde  a  la  iniciativa  privada  par- 
celar las  tierras,  cultivarlas,  obtener  de  ellas  la  mayor  can- 
tidad de  productos  al  menor  costo  y  mejorarlos  constante- 
mente en  calidad.  En  esta  obra  de  salTación  y  ei^randeci- 
miento  de  la  Patria,  pueden  y  deben  tomar  parte,  tanto  los 
individuos  como  las  co]ectivi<lades,  entre  las  cuales  descuella 
por  su  cohesión,  elevada  mentalidad,  honradez  y  amor  al  tra- 
bajo, la  de  los  empleados  ferrocarrileros,  comprendidos  des- 
de los  altos  Jefes  de  las  líneas,  hasta  el  último  de  los  traba- 
jadores. 

A  ellos  me  dirijo,  penetrado  de  consideración  y  simpa- 
tía, para  indicarles  en  rasgos  generales  la  manera  conque  po- 
drían contribuir  en  beneficio  propio  y  de  la  Nación,  al  surgi- 
miento de  la  pequeña  propiedad  agrícola,  indispensable  para 
el  sólido  progreso  de  los  pueblos. 

Es  evidrate  la  cohesión  en  él  gremio  de  los  ferrocarrile- 
ros y  ella  es  una  magnífica  base  para  constituir  una  o  varias 
sociedades,  que  tengan  por  objeto  invertir  las  economías  de 
sus  miembros  en  la  compra  de  tierras.  Fácil  les  será  obtener 
el  apoyo  y  todo  género  de  proteccioims  d^  Ctobi^mo,  asi  co- 
mo un  crédito  bancario  muy  considerable. 


12 

Las  tierras  nuis  convenientes  para  los  ferrocarrileros  se- 
rían las  inmediatas  a  las  vías,  aquellas  por  donde  éstas  atra- 
viesan, pnes  sobre  ningnnas  otras,  les  sería  dable  ejercer  una 
vigilancia  tan  estrecha  como  eficaz. 

En  el  artículo  anterior  expuse  que  me  parecía  muy  con- 
veniente para  los  accionistas,  la  adquisición  de  una  faja  de 
tierra  qne  se  extendiese  a  lo  largo  de  las  líneas  con  quinientos 
o  mil  metros  de  fondo  a  cada  lado  de  la  vía,  a  fin  de  que  se 
vendiera  en  parcelas  de  5  a  10  hectáreas  entre  expertos  tra- 
bajadores de  la  tierra,  pues  esta  operación  sería  un  medio  de 
anmratar  enormemente  los  tranq[K>rteB,  objeto  esendtal  de  los 
caminos  de  fierro- 

Ahora  bien,  siguiendo  ese  orden  de  ideas  y  fijándolas  me- 
jor, estoy  en  lo  cierto,  que  las  Empresas  no  tendrían  compra- 
dores qne  mayor  garantía  les  ofreciesen  que  sus  propios  em- 
pleados, organizados  en  sociedades  cooperativas  para  la  ad- 
quisición y  cultivo  de  granjas  o  ranchos. 

Para  aclarar  las  ideas  supondremos  un  caso  concreto. 

Casi  no  hay  ferrocarrilero  que  disfrute  de  un  sueldo  de 
doscientos  pesos  mensuales  o  superior,  que  no  tome  una  pó- 
liza de  seguro  de  vida,  la  que  en  casos  favorables  y  siendo 
IK>r  cinco  mil  pesos,  le  cuesta  por  término  medio  doscientos 
pesos  anuales  durante  veinte  afios. 

En  los  ferrocarriles,  un  empleado  llega  a  obtener,  joven 
aún,  el  sueldo  de  doscientos  pesos,  así  es  que  en  la  mayoría 
de  los  casos  paga  cuatro  mil  a  las  Compafiííis  de  S^^ros,  pa- 
ra legar  a  su  familia  los  cinco  mil  deseados  u  obtenerlos  él 
mismo,  ya  en  su  vejez.  Una  vez  tomada  la  póliza,  difícilmen- 
te se  hacen  otras  economías  en  la  familia,  aún  cuando  el  suel- 
do del  empleado  se  haga  superior,  pues  entonces  la  misma 
familia  se  ha  acrecentado  o  los  gastos  de  la  niña  convertida  en 
señorita  o  del  hijo  en  joven,  también  han  crecido.  Aquella  fa- 
milia tendrá  a  la  niuepte  o  la  vejez  del  empleado,  cinco  mil 
pesos  y  nada  más. 

Bastaría  la  asociación  de  cien  empleados,  por  ejemplo, 
para  obtener  ventajas  mucho  más  considerables,  si  dedicaran 
suma  igual,  DOSCIENTOS  PESOS  ANUALES,  a  la  adquisi- 
ción y  cultivo  de  tierras  colindantes  con  las  vías  férreas. 

La  Sociedad  compraría  un  lote  de  mil  hectáreas,  para 
dividírselo  entre  sus  miembros  en  fundos  de  diez  hectáreas 


18 


por  individuo.  Dado  él  precio  medio  actual  de  la  tierra  el  to- 
tal valdría  cien  mil  pesos  y  cada  lote  miL  En  cinco  afios  po- 
dría quedar  cubierto  el  valor  de  la  tierra  y  este  plazo  sería 
otorgado  fácilmente  por  el  propietario  individual  o  por  la 
misma  Empresa  áeí  Fmoearril,  quifmes  por  otra  parte  qwer 
darían  garantizados  con  hipoteca  del  terreno,  hasta  su  com- 
pleto pago. 

GonTendría,  sin  emtíargO}  obtener  un  plazo  de  pago  más 
largo :  di^  afios,  a  ^eeto  de  distribuir  los  veinte  mil  pesos  de 
las  cuotas  personales  de  cada  afio,  dedicando  diez  mil  a  la 
amortización  del  crédito  hipotecario  y  destinando  los  diez  mil 
sobrantes,  a  la  preparación,  mejoramiento  agrícola  y  cultivo 
de  las  tierras. 

Una  parte  de  éstas  podrían  darse  en  arrendamiento  des- 
de luego  por  la  Sociedad  a  pequeños  agricultores  o  criande- 
ros de  ares  de  corral,  pues  que  la  Sociedad  no  tendrá  desde 
el  primer  mom^to,  recursos  bastantes  para  cultivar  d  lote 
entero;  pero  sí  puede  cultivar  con  diez  mil  pesos  la  décima 
parte  o  sean  cien  hectáreas. 

T<»nando  en  consideración  que  la  Sociedad  tendría  que 
pagar  no  s^Uamente  bunios  trabajadores,  sino  tambi^  admi- 
nistradores inteligentes  y  honrados,  gente  que  necesita  estar 
bien  retribuida,  para  que  así  resulte  mucho  más  económico 
m  mpleo  y  hay  además  que  hacer  las  inversiones  inheren- 
tes a  toda  explotación  agrícola;  aún  así,  la  utilidad  liquida 
con  esos  gastos  crecidos,  no  bajaría,  sin  embargo^  de  un  vrin- 
ticinco  por  ciento  de  las  cantidades  invertidas  en  el  cultivo. 

No  ha¿o  cuenta  de  los  réditos  correspondientes  al  cré- 
áiio  hipotecario  sobre  él  lote  de  mil  hectáreas,  a  causa  de  que 
los  considero  comprendidos  dentro  del  valor  de  cada  hipoteca, 
porque  los  vendedores,  deben  calcular  el  valor  de  la  tierra 
junto  con  los  réditos  que  se  acumulen  dentro  del  plazo  del 
finiquito  de  cuentas  ^  la  Sociedad;  y  así  deberá  ser  por 
otra  parte,  con  el  fin  de  simplificar  las  relaciones  entre  las 
partes  contratantes* 

Las  utilidades  líquidas  del  cultivo,  no  podrán  aplicarse 
en  su  totalidad  al  trabajo  éA  afio  rigoiente^  sino  que  de  dlaa 
se  destinará  la  suma  necesaria  al  pago  de  las  cuotas  de  los 
socios  que  hayan  fallecido  y  a  la  pensión  de  sus  familias,  su- 
poniéndoles un  capital  de  DIEZ  MIL  PESOS,.  ASEGUBA- 


14 


DO  POR  EL  GKLrü  DEiSJDE  QUE  PAGUEN  LA  PKIME- 
£A- CUOTA  7  no  de  cinco  mil,  que  sería  el  máximnin  que  re- 
cibieran de  la  CompaSi^  de  Seguros  sobre  la  vida,  en  caso 

desgraciado. 

Al  finalizar  el  décimo  año  de  constituida  la  Sociedad  se 
habrían  pagado  los  terrenos  y  se  tendría^  además,  un  capital 
de  trescientos  veinte  mil  novecientos  sesenta  y  seis  pesos  cin- 
encina  ciMitavus,  representado  ])or  los  edificios,  iin])lenientos 
para  la  agricultura,  aperos,  dinero  en  caja  y  todo  aquello  que 
permitiendo  la  aplicación  del  capital  y  el  trabajo,  aseare  de 
una  manera  tan  eficaz  como  sea  posible,  la  renta  calculada  y 
deseada. 

Del  resultado  teórico  arriba  indicado,  el  Gerente  de  la 
Gompafiía  puede  descontar  el  coeficiente  de  s^n^ridad  que  su 
experiencia  le  indique,  para  así  llegar  a  un  resultado  sin  ilu- 
siones. 

Ahora  bien,  no  se  necesita  mayor  capital  que  el  inicial,  pa- 
ra ir  mejorando  constantemente  las  tierras  y  acrec^tar  m 
valor  de  modo  seguro^  valor  que  alcanzará  elevación  al  pare- 
cer ]iniy  <>rande:  ]»ero,  sin  embargo,  entei*aniente  posible  en  la 
mayoría  de  las  circunstancias.  El  lote  comprado  eu  mil  pe- 
sos, una  ves  que  tenga  árboles  frutales  y  esté  bien  prepara- 
do para  el  cultivo  y  la  cría,  de  acuerdo  con  el  clima,  con  fa- 
cilidad puede  ])rodncir  dos  mil  quinientos  ]>esos  anuales  de  uti- 
lidad, que  capitalizada  al  diez  por  ciento,  arroja  un  valor  pa- 
ra eada  lote,  de  veinticineo  mil  pesos.  El  ^¡deado^  que  a  su 
muerte  hubiera  dejado  a  su  familia  cinco  mil  pesos  en  efec- 
tivo como  importe  total  de  su  póliza  de  seguro,  la  hará  here- 
dera de  un  lote  de  tierra  de  veinticinco  mil  pesos  de  valor, 
él  cual  le  producirá  una  mensualidad  s^ura  de  doscientos  pe- 
sos cuando  menos,  mn  contar  con  lo  que  los  mismos  emplea- 
dos hayan  disfrutado  de  sus  economías  y  previsiones  de  los 
•diez  primeros  años,  así  como  en  los  diez  siguientes  a  la  extin- 
jdón  úe  la  deuda  hipoteeaiia  del"  terxeiiK»  y  a  la  ^soseeueiéii 
del  cultivo  del  lote  total  con  trescientos  veinte  mil  pesos  de 
capital  circulante,  capital  más  que  suficiente  para  asegurar 
los  productos  auuai^  de  la  renta. 

'  Los  empleados  más  modestos  de  los  ferrocarriles  pued^ 
formar  ajírn paciones  de  dos,  trescientos  o  quinientos  indivi- 
duos, para  obtt^ner  resultados  análogos  a  los  someramente  des- 


15 

críptos  y  que  se  basan  en  las  leyes  naturales  del  acrecenta- 
miento constante  del  valor  de  la  tierra,  en  nadones  que  se 
desarrollan  en  población  y  riqueza,  en  el  sobre-valor  que  ad- 
quieren las  tierras  cultivadas  sobre  las  incultas,  en  el  aumen- 
to de  los  llenos  correspondientes  a  cada  lote,  en  la  acumula- 
ción lenta  de  edificios,  eficacia  cada  día  mayor  de  las  obras  de 
irrigación,  saneamiento,  drenaje,  etc.;  obras  emprendidan  pri- 
mero por  cuenta  común  y  después  proseguidas  por  la  inicia- 
tiva de  cada  propietario  en  su  lote  respectivo,  si  asi  convinie- 
re después  a  los  asociados.  En  ^  caso,  a  las  ventajas  que  pro- 
porciona la  propiedad  de  la  tierra  y  su  inteligente  cultivo,  se 
unen  las  poderosísimas,  las  fecundas  de  la  asociación,  ]H)r 
desgracia  casi  desconocidas  entre  nosotros;  pero  que  presen- 
tan maravillosos  ejemplos  de  eficacia  para  alcanzar  la  prospe- 
ridad, en  las  naciones  donde  el  cooperatismo  se  ha  desenvuelto. 

Xo  qnereni(»s  complicar  los  cálculos,  pero  nos  sería  fácil 
demostrar  que  bastarían  las  utilidades  de  una  sociedad  consti- 
tuida como  hemos  dicho,  que  capitalizase  constantemente  las 
utilidades  obtenidas  en  la  empresa  agrícola  y  además  las  cuo- 
tas <ine  se  asignen  sus  miembros,  para  erogar  el  gasto  imi»ro- 
ductivo  de  las  pensiones  a  las  familias  de  los  socios  que  fa- 
ll^can,  pensiones  que  no  deberán  pasar  de  cien  pesos  mensua- 
les para  las  de  aquellos  que  hubiesen  fallecido  dentro  de  los 
])rinieros  ciiíco  años  de  organizada  la  Sociedad,  y  <ine  cesarían 
a  los  diez  años  al  entregar  a  las  mismas  familias  un  capital 
en  efectivo  de  doce  mil  pesos,  a  ^ecto  de  rehacer  con  esta 
cantidad  y  el  importe  de  la  pensión  durante  los  diez  años 
mencionados,  el  i)recio  alcanzado  al  fin  de  ese  períod*»,  i>or  el 
iote  asignado  al  socio  difunto,  o  sean  veinticinco  mil  pesos; 
una  Bociedad  bajo  tales  bases,  k>  repetimos,  haría  acomoda- 
das a  todas  las  familias  de  los  sobrevivientes  después  de  pasa- 
dos los  primeros  (juince  años,  (pie  por  cierto  será  una  conside- 
rable luígroría,  pues  hemos  supuesto  la  composición  de  gru- 
pos homogéneos  dé  empleados,  -  por  su  sueldo  y  por  «u  edad, 
como  en -efecto  deben  constituirse  para  evitar  fracasos  en  el 
desarrollo  de  la  riqueza  común. 

•  IjQS  empleados  de  ferrocarriles  tendrían  con  tal  caráct^ 
ventajas  pecuniarias  considerables,  si  eada  grupo  ile  ellos, 
mantiene  relaciones  de  solidaridad  con  todos  los  demás  que 
se  formen  dentro,  del  nii§mo  gremio  y  que  iHir^iigan  los  mií^- 


16 


mos  fines,  altamente  útiles  para  el  engrandecimiento  patrio 
en  general  y  esos  empleados  qne  'se  hallan  dispuestos  a  derra- 
mar su  saujire  en  los  campos  de  batalla,  en  defensa  de  nuestra 
intej»TÍda(l  e  instituciones,  pues  de  ello  han  dado  pruebas  bri- 
llantes, por  medio  de  la  nnión  están  en  condiciones  de  con-, 
tribnir  positivamente  a  consolidar  la  paz,  por  el  trabajo  de 
los  campos  divididos  en  ]»arcelas  sujeto  a  intelif»ente  dirección. 

Asi,  por  ejemplo,  las  máquinas  agrícolas  muy  caras,  se 
comprarían  o  alquilarían  por  dos  o  más  gmpos,  para  obtener 
desde  luego  la  ntilización  de  ellas,  cosa  imposible  o  mny 
onerosa,  para  un  solo  grupo.  Lo  mismo  diremos  de  los  semen- 
tales de  alto  precio ;  pero  en  lo  que  principalmente  podría  in- 
fluir la  solidaridad  de  los  distintos  grupos,  es  en  el  merca- 
do fácil  y  ventajoso  de  los  productos  obtenidos  en  cada  gran 
lote  de  tierra  de  los  distintos  climas,  pues  las  reseñas  mercan- 
tiles serían  veraces,  oportunas  y  fácilmente  transmisibles  de 
sona  a  zona,  de  grupo  a  grupo.  No  hablamos  de  ventajas  en 
los  transi)ortes,  porque  éstas  no  serían  legítimas  y  converti- 
rían a  los  ferrocarrileros  en  un  gremio  i>eligroso  para  los  de- 
más agricultores  y  en  consecuencia  para  la  agricultura  en  ge- 
neral y  para  la  patria. 

La  riqueza  acumulada  por  el  trabajo  y  por  la  solidaridad 
es  legítimamente  ganada  y  no  deseamos  otra,  para  ese  eleva- 
do y  simpático  gremio. 

La  formación  de  sociedades  para  la  adquisición  de  tie- 
rras y  la  creación  de  ranchos  y  granjas  cooperativas  entre  los 
ferrocarrileros,  tendrá  muy  considerable  influencia  en  la  ri- 
quesea  pública.  Hemos  supuesto  un  grupo  de  cien  individuos  ca- 
paces de  destinar  doscientos  pesos  anuales  a  la  indicada  em- 
presa ;  ])ero  también  hemos  dicho  que  quienes  disponen  de  me- 
nos dinero  pueden  formar  grupos  más  numerosos,  así  es  que 
calculando  por  término  medio  doscientos  cincuenta  individuos 
por  grupo,  los  ferrocarrileros  constituirían  fádlmente  den 
sociedades,  aptas  para  adquirir  y  explotar  cien  mil  hectáreas 
de  tierra  a  un  lado  y  otro  de  las  vías  actuales,  que  tienen  una 
extensión  de  VEINT£  MIL  KILOMETROS.  Esas  sociedades 
tendrán  a  su  disposición  GUA^FROCIENTA^S  MIL  HEGTA- 
KEAS,  de  modo  que  les  será  fácil  la  expansión  sobre  la  tierra 
y  también  la  formación  de  nuevos  y  nuevos  grupos,  según  au 
mente  el  perscmaly  por  él  natural  crecimiento  del  tráfico  f e- 


17 

rroviario.  La  simple  explotación  inteligente,  cooperativa  y  so- 
üdaria  de  CIEN  MIL  HECTAREAS  de  tierra  en  pleno  des- 
arrollo, aplicando  a  la  labor  doscientos  pesos  por  hectárea,  sig- 
nificaría una  inversión  de  yeinte  millones  anuales  en  el  traba- 
jo de  los  campos  de  las  sociedades  de  los  ferrocarrileros,  con 
un  reudimiento  total  del  doble  (si  no  es  que  el  triple j  y  cua- 
renta o  sesenta  millones  de  pesos  esparcidlas  entre  los  peones, 
hasta  hoy  desventurados,  los  agricultores  de  experiencia  y  cien- 
cia, ios  hogares  modestos  y  el  comercio  en  <»eneral,  son  mny  dig- 
nos de  tomarse  en  consideración.  Por  esto  es  que  el  Gobierno 
está  directamente  interesado  en  la  formación  y  fomento,  dentro 
de  sus  facultades,  de  este  género  de  sociedades,  ya  que  por 
aditamento  él  también  es  un  gran  accionista  de  los  ferrocari-i- 
les  y  le  conviene  por  mil  motivos,  contar  en  ellos  con  un  per- 
sonal entusiasta,  moral,  previsor  y  amante  de  la  paz. 

Ninguna  protección  más  eficaz  de  parte  del  Gobierno  a  la 
gran  empresa  esbozada,  que  la  expedición  de  leyes  adecuadas 
para  la  fácil  y  justa  adquisición  de  las  tierras  a  que  nos  refe- 
rimos, mediante  el  plan  general  de  l^slación  que  he  propues- 
to en  el  estudio:  "EL  PROBLE^IA  AGRARIO  EN  LA  RE- 
PTTHLICA  MEXICANA^\  declarando  de  indiscutible  utilidad 
piilüica  la  adquisición  de  predios  por  las  Compañías  Coloniza- 
doras o  de  división  parcelaria. 

Los  ferrocarrileros  deberán  otorjjar  su  voto  y  hacer  pro- 
paganda en  sus  respectivas  localidades,  a  ca<la  cau<lidati)  pa- 
ra Diputado  y  Benador,  que  se  obligue  a  trabajar  y  votar  en 
ambas  Cámaras,  en  pro  de  las  leyes  mencionadas. 

Libertad  y  Tieuuas. 


-  2 


Las  riquezas  naturales  del  suelo 
pueden  salvar  la  Dacionalidad 


DIVmON  DEL  TRABAJO. 

Es  bien  sabido  que  ninguna  de  las  naciones  de  Europa  se 

hasta  a  sí  niisina  para  la  satisrartióii  de  sus  necesidades  de 
iílimeutacióii  y  de  liiaíerias  piiiuas  para  «U8  respectivas  in- 
dustrias. El  heitho  se  debe  a  diversas  causas^  entre  las  cuales 
influye,  de  manera  ifivjMmderante,  la  división  del  trabajo  (jiie 
i-iiliv  los  }Miehl<)s  de  ia  Tierra  se  ha  ido  estableciendo  lenta- 
meute>  por  hi  potencia  de  las  leyes  económicujs. 

Para  explicar  esto  último^  referiremos  un  fenómeno  vas- 
to, global,  cuya  notoriedad  admiten  todos  los  publicistas  de 
Kuropa  :  en  ese  continente*  el  crtTn]>o  se  d(»spuebla  y  en  his  cin- 
dades  in<histriales  y  cona^rciales  como  Londres,  l*arÍ8,  lierlin, 
Viena,  Petrogrado^  ¿r,  los  habitantes  se  cuentan  por  millones 
y  así  mismo  se  acumulan  por  cientos  de  miles  en  otros  centros 
del  mismo  j^rnero,  de  cada  nna  de  his  naciones  cuyas  capita- 
les hemos  enumerado  y  eu  los  de  otros  países  como  España, 
Bélgica,  Buiza,  Italia, 

Naturalmente  que  los  brazos  de  los  inmigrantes  a  las  ciu- 
dades, si)n  restados  a  los  trabajos  de  los  campos,  mermán- 
dose con  ello  la  producción  de  materias  alimenticias  e  indus- 
tríales. Y  así  sucede  para  mayar  CONVENIENCIA  de  Euro- 
])a,  pues  ella  obtiene  superiores  beneficios  que  si  cultivase  más 
extensa  e  intensamente  sus  campos,  exportando  artículos  ma- 
nufacturados i>or  los  obreros  de  las  ciudades  y  recibiendo  en 
cambio  las  materias  primas  y  alimenticias  a  muy  bajo  precio, 
j)rocedente«  de  los  Continentes  no  industriales. 

Cíínadá,  h»s  Ivstados  l'uidos  d(^  América,  la  Arf»en(  ina, 
Sillería,  I]}»¡pto,  &.  proveen  u  líun^pa  de  trigo,  carne,  pata- 
tas, textiles,  maderas  y  otra  multitud  de  productos  natura* 


les,  ya  espontáneos,  ya  areolas  de  su  suelo.  Las  r^ones 
trojíicalt^s  del  mundo  la  pr<»veen  de  azúcar  de  caña,  café,  taba- 
co y  fruías  sabrosísimas,  lo  que  unido  a  la  ]m)ducción  ver- 
nácula del  Viejo  Continente,  que  no  deja  de  ser  muy  conside- 
rable, cubre  las  necesidades  alimenticias  e  industriales  de  sus 
naciones,  que  se  han  adelantado  a  las  demás  del  mundo,  en 
la  manufactura. 

La  división  del  trabajo  está  hecha. 

Europa  es  Industrial. 

El  resto  de  la  tierra  es  i)roductor  de  materias  primas  para 
la  Industria  y  alimenticias. 

Bi^  se  comprenderá  que  esta  división  ^tá  lejos  de  ser 
absoluta,  pues  en  Europa  se  labran  inténsaili^te  muchísimos 
campos  y  en  naciones  no  euro}>eas,  (*onu>  los  Estados  Unidos 
de  América,  China,  el  Japón  y  otras  muchas,  existe  podero- 
sa industria  manufacturera;  pero  la  Naturaleasa  y  la  evolu- 
ción económica  han  hecho  de  Europa  el  centro  industrial  por 
excelencia  y  la  misnni  Naturaleza  y  una  peculiar  evolución 
económica,  permiten  a  los  países  de  los  otros  Continentes  pro- 
ducir mayor  cantidad  de  elementos  alimenticios  e  industria- 
les que  los  necesarios  para  satisfacer  sus  necesidades. 

El  Comercio  rejiula  el  intercambio. 

La  Historia  y  la  Naturaleza  son  los  factores  esenciales  en 
la  división  de  las  aplicaciones  del  trabajo,  preponderando  co- 
mo es  de  suponerse  la  Naturaleza,  pues  hay  lugares  de  la  Tie- 
rra mas  propicios  que  otros  para  la  agricultura;  lo  mismo  su- 
cede con  respecto  a  la  minería  y  para  todo  género  de  labores 
e  industria».  En  ciertas  rejones  se  producen  elementos  ya 
agrieolas,  ya  de  cual<iuier  género,  que  en  ninguna  otra  parte 
se  encuentran  ni  es  i)osible  ]>ro(lucir.  Los  diversos  climas  tie- 
nen sus  productos  peculiares  o  que  aventajan  en  calidad  a  los 
similares  de  cualquier  otra  parte  del  mundo. 

Lo  expuesto  es  obvio ;  pero  el  análisis  de  las  grandes  des- 
venturas económicas  <iue  se  rejaten  incesantemente  eu  un  mis- 
mo pueblo  o  en  naciones  diversas  que  podrían  estar  perfecta 
mente  enteradas  de  tales  desventuras,  revelan  que  pocas  veces 
se  tienen  en  cuenta  estas  fáciles  generali«aciones,  imra  dar 
dirección  a  la  conducta  individual  y  colectiva  dentro  de  las 
agrupaciones  humanas. 

Eb  la  situación  actual  del  trabajo  del  hombre,  ha  llega- 


20 

do  a  ser  un  inconv^ente  de  fondo^  eapitalídimo:  la  GOMP& 
•  TENOIA. 

La  OOMPETENCÍA  ECONOMICA  es  eu  resumen,  el  re- 
Üejo  de  la  lueba  por  la  vida,  íeiiómeuo  biológico  que  abarca 
las  actividades  del  h<»al»e,  pues  se  halla  dentro  de  la 
animalidad.  Lentamente  se  abre  paso  en  la  práctica  el  ideal 
de  cooperar  inteligéntenienle  en  el  trabajo  interior  de  cada 
pueblo  e  interuacioualmeule  también.  La  integración  de  gru- 
pos 7  sociedades  para  la  realización  de  fines  determinados  y 
aun  la  formación  de  las  naciones,  constituyen  manifestación 
de  i'ooi>(*ratisnio,  siquiera  sea  primordial,  üoy  cooperan  los 
pueblos  de  más  alta  civilización,  divididos  en  dos  bandos,  en 
una  gran  guerra  que  bien  puede  señalar  el  fin  - de  la  civiliza- 
ción de  OOMPETENCL^  y  el  principio  de  la  NUEVA  ERA, 
la  de  la  COOPElíACION  perseguida  conscientemente.  La  gue- 
rra ha  becho  aun  más  inestable  el  equilibrio  creado  por  la 
competencia  internacional  j  las  graves  y  mientes  necesida- 
des de  los  pueblos  todos^  tal  vez  intensificarán  la  agricultura 
en  los  países  esencialmente  agrícolas,  talvéz  también  bagan 
surgir  en  ellos  el  trabajo  industrial  con  amplitud  incalcula- 
ble; pero  de  manera  coordinada  con  las  conveniencias  mun- 
dialeSj  no  con  miras  de  competencia  contra  las  actividades 
de  los  países  que  basta  boy  han  sido  eminentemente  industria- 
les. 

En  circunstancias  normales^  México  hubiera  aprovechado 

la  situación  general  actual  del  mundo  para  el  desarrollo  de 
su  agricultura,  dadas  las  tendencias  agrarias  de  la  Kevolu- 
eión  en  que  nos  hallamos;  pero  como  ésta  continúa  aún,  nues- 
tros destinos  están  envueltos  en  la  obscuridad  más  absoluta, 

la  que  sólo  se  desvanecerá  si  sui>onenios  en  nuestros  Directo- 
res l^olíticos  o  Gubei'nantes  dos  condiciones:  Honradez  e  In- 
teligencia. 

EXTRAVIOS  DE  AMBICIONES  LEGITIMAS. 

Las  nueve  décimas  partes  de  nuestras  grandes  desventu- 
ras nacionales,  indudablemente  que  las  defeemos  a  la  falta  de 
(Mlucación  de  nuestr<»  caráctei*  luoral.  El  egoísmo  es  prei»onile- 
raute;  la  pretensión  de  hacer  fortuna  por  medio  del  robo,  no 
es  una  caracteristica  de  las  cl«sies  incultas^  cuyos  indiiriduos 


11 


21 

por  otra  parte^  rara  vez  obtienen  éxito  en  la  empresa,  pues  pa- 
ra ellos  sí  luiy  cárceles  y  patíbulos;  sino  que  también  el  hom- 
bre de  las  clases  elevadas  por  la  inteligencia  o  por  la  posición 
social,  los  Gobmiantes,  con  algunas,  aunque  poquífidmas  ex- 
cepciones en  todas  las  esferas  del  Poder,  desconoce  la  pro- 
bidad y  aproveclian  las  situaciones  para  (\j<MTer  actos  de  rapa- 
cidad, siempre  a  mansalva^  pues  si  no  todos  hacen  fortuna,  go- 
zan con  plena  impunidad  del  fruto  pequeño  o  grande  de  sus 
rapiñas  violentas  o  astutas. 

En  el  ejei'cicio  <le  la  improbi<l;ul  se  emjílea  la  viva  iuteli- 
gencia  de  que  sin  duda  están  bien  dotadas  las  razas  que  inte- 
gran ]a  nacionalidad  mexicana.  Be  trabaja  mucho  mentalm^te 
en  ver  de  robar  al  prójimo,  en  vez  de  procurar  la  obtención 
de  leiiítimas  recompensas  por  los  servicios  que  se  le  presten, 
utilizando  para  ello  los  opulentos  tesoros  de  nuestro  medio 
físico. 

Abandonamos  esta  tarea  a  los  extranjeros,  quienes  pronto 
son  corrompidos  por  el  medio  y  abren  cuentas  en  los  libros  de 
SUS  n^ociaciones  bancarias,  comerciales,  de  transportes^  mi- 
neras, industriales,  etc.,  al  cohecho,  al  soborno,  a  la  ocultación, 
a  la  falsificación  y  demás  formas  antisociales  de  acrecentar 
la  propia  bacienda.  Su  éxito  es  enorme  en  la  mayoría  de  las 
ocasiones.  I^o  peor  del  caso  para  el  progreso  nacional,  estriba 
no  en  una  mala  e  ilegitima  DISTRIBUCION  de  los  frutos  del 
trabajo,  sino  en  que  se  dilapida  la  simiente  misma,  porque 
si  un  millón  aplicado  íntej>ro  o  con  INTEGRIDAD  en  una  em- 
presa pudiera  rendir  utilidades  de  ciento  por  ciento  al  año, 
cuando  los  gerentes  DISTBAEN  la  mitad  de  esa  suma  de  su 
]H'econcebido  objeto,  el  porcentaje  de  las  utilidades  será  rau- 
cbísinio  menor  y  aun  babrá  grandísimas  probabilidades  de 
quiebra  completa.  Se  mata  la  mpresa. 

La  mayoría  de  las  clases  cultas  en  los  países  más  dvilisa- 
dos  está  perfectanieiíte  jícrsuadida  de  que  la  conducta  mas  in- 
teligente, más  .ASTT'TA  en  los  nef»ocios  y  en  la  lucha  por  la 
vida  en  general,  £8  LA  MAS  HONRADA ;  tal  generalización 
es  en  dichas  clases  un  sentimiento,  un  instinto ;  en  México  no 
es  sino  una  idea,  una  frase,  ()ue  no  se  tiene  i>ara  nada  en  cuen- 
ta al  (íbrar.  Ai\m  pasan  por  más  inteligentes  entre  la^  mismas 
clases,  los  más  bribones. 


22 


NUM8m0tÍ  ACTUALES  rtíOBLEMAÜ. 

La  Revolndón  y  la  guerra  mundial  planteau  ante  nos- 
otros problemas  de  vida  o  muerte. 

DENTKO  DE  UN  PBBIODO  DE  CINCUENTA  AÑOS 
A  LO  MAS  O  ES  MEXI(X)  UNA  GRAN  NACION  O  HABRA 
DESAPAKECIDO  1*AKA  SlEMPliE.  Su  águila,  esa  águila 
querida  que  se  yerge  nabre  uopal  surgente  de  uu  lago,  que  de- 
vora una  ciüebra^  constituye  un  símbolo  que  hemos  converti- 
do en  trágica  realidad,  pues  la  Patria  mexicana  tiene  i>or 
nsiento  un  lago  inmenso  de  lágrimas  y  sangre  y  está  Ihunada 
a  luchar  con  culebras:  como  su  incultura  propia  y  formidables 
extrafios  apetitos.  ¿Tendrá  las  enei^as  adecuadas  para  ven- 
cer siempre? 

Ser  o  no  ser,  he  aqui  el  problema  planteado  con  caracte- 
res de  fu^o  por  los  acontecimientos  actuales,  ante  nuestro 
patriotismo  y  nuestra  inteligencia. 

Hemos  hecho  una  lievolución  en  la  cual  se  han  sacrificado 
medio  mill6n  o  más  de  mexicanos;  precisamente  contra  todo 
un  pasado  de  oligarquías  ladronas.  IjOs  muertos  demandan  de 
nosotros  austera  probidad.  Ella  constituirá  el  triunfo  y  el 
más  preclaro  éxito  de  la  üeyolución.  Ella  será  la  fuerza  más 
efidente  para  nuestra  salvación  c<mio  nacionalidad* 

Creemos  en  que  la  inteligencia  naci(»nal  eentujílieará  su 
eficacia  para  el  progreso,  tan  luego  como  no  se  aplique  a  las 
mezquinas  luchas  que  determina  la  rapacidad,  sino  a  las  gran- 
des y  magníficas  inspiradas  por  ambiciones  amplias  y  genero- 
sas, cuya  médula  sea  el  esi)íritu  de  solidaridad;  jn-imero  entre 
los  mexicanos,  teniendo  }K>r  compatriotas  a  los  extranjeros  la- 
boriosos aqui  residentes  y  al  mismo  tiempo,  pero  ea  s^undo 
término,  con  el  resto  de  las  naciones. 

Y  será  nobilísinm  aplicación  de  la  inleligencia  de  los  Go- 
bernantes y  demás  directores  de  las  actividades  nacionales,  la 
resolución,  ])revio  estudio  concienzudo,  de  loa  problemas  re- 
lacionados con  la  nianern  <le  cooperju-  en  nnivor  escala  v  con 
Utilidad  mutua  más  grande,  a  la  normalización  de  la  vida  en 
los  pueblos  afectados  pos  la  guerra,  llevando  a  ellos  materias 
primas  i.ara  sus  industrias  y  artículos  alimenticios  buenos  y 


38 

con  tal  abundancia,  que  los  ponga  al  alcance  de  las  clases 

más  humildes  durante  la  lucha  y  muchos  años  después  de  ella. 

¿CUAL  PUEDE  8EB  NUESTRA  COOPERACION f 

Qnc  dirección  deberemos  dar  al  trabajo  nacional,  en  vista 
de  una  cooperación  efectiva  y  podei*osa  en  el  progreso  del  res- 
to de  la  humanidad?  Cuál  es  la  virtualidad  nacional  capas  de 
absorber  con  fruto,  remunerándolas  ámpliamente,  las  activi- 
dades del  mayor  número  de  nuestros  habitantes?  Indudáble- 
mente  que  un  intenso  desarrollo  agrícola  responderá  de  la  ma- 
nera más  cumplida  tanto  a  nuestras  necesidades  interiores  de 
progreso,  como  a  las  de  relación  con  el  resto  del  mundo. 

Para  obtener  el  intenso  desarrollo  agrícola  se  abre  un 
campo  de  investigaciones  y  de  acción  inmenso,  porque  la  agri- 
cultura se  divide  en  mil  y  mil  ramos  y  admás  i^orque  no  te- 
nemos sino  una  muy  incipiente  in'e])aración  para  ser  agricul- 
tores. La  ratifonniU'iÓH  agraria  actual  del  país  debe  conside- 
rarse como  detestable,  ya  que  ella  ha  (»rigiuadi»  fundamental- 
mente todas  nuestras  revoluciones  y  además  NO  TENEMOB 
A<ilíí(*rLT(>IÍES,  jíoríjue  no  i)ueden  llamarse  asi  los  once 
miüoncs  de  ])obladores  de  los  campos,  iiue  duraníe  siglos  los 
han  tralMijado  reducidos  a  la  miseria  más  completa  y  a  to- 
das las  abyecciones  que  de  ella  proceden. 

l]n  consecuencia,  se  im]M)nen,  ]»arM  alcanzar  la  alta  fina- 
lidad que  indicamos,  dos  íinalidades  previas:  (d  camlúo  radi 
cal  de  nuestra  eonformación  agraria,  mediante  la  división  del 
latifundio  y  la  buena  dirección  del  trabajo  de  las  multitudes 
libertadas  de  la  esclavitud,  tanto  para  obtener  los  mayores  fru- 
tos de  ese  trabajo  inmediátamente,  como  para  capacitarlas  me- 
diante la  EDl^GAOION  agrícola:  que  abarca  él  cuerpo,  el  ca- 
rácter y  la  inteli^ncia,  pí?ra  que  sepan  conservar  la  dirección 
que  se  les  de  y  alcanzar  después  del  debido  esfuerzo,  la  ])rós- 
peridad  })ara  la  Patria  y  el  más  alto  tributo  al  bi<  n  de  las  de- 
más naciones. 

México  tiene  regiones  magnificas  en  las  cuales  la  produc- 
ción agrícola  bastai-ía  ])ara  alimentar  a  millones  de  ser(»s  hu- 
nmnos  sin  la  menor  diíiculía<l  y  con  inversiones  de  «-apilales 
relativamente  pequeños,  dada  la  gran  importancia  del  |m»pó- 
sito:  GONTBIBÜIB  eftcieutemeate  a  salvar  del  hambre  al 


I 


24 

mundo,  dado  que  la  guerra  lo  dirige  hacia  ella  con  Impetu  pa- 
voroso. 

Y  esto  es  posible  si  nos  convertimos  en  eminéntemente 
agricnltores  y  sabemos  así,  aprovechar  las  virtualidades  de 

nuestro  suelo  pava  una  producción  gigantesca,  que  bastaría 
para  llevar  la  abundancia  de  granos  como  el  maíz,  el  frijol  y 
el  arroz  y  de  frutos  súmamente  nutritivos  como  el  plátano,  a 
los  Estados  Unidos  de  América,  para  que  de  allí  fuesen  trans- 
portados a  todas  las  naciones  neutrales  y  a  las  aliadas  de  la 
gran  JElepública. 

En  parte  alguna  del  mundo  es  íbm  fácil,  abundante  y  ba- 
rata la  producción  del  plátano  como  en  Tabasco,  igualmente 
(MI  ninguna  otra  jiarte  su  transporte  a  los  puntos  de  embar- 
que puede  hacerse  más  rápidamente  a  menor  costo.  Allí  se 
podrían  establecer  factoHas  en  que  se  preparase  él  magníflco 
fruto,  como  se  hace  con  los  higos  de  España  o  los  dátiles  de 
TDnes« 

Los  Estados  Unidos  de  América  son  industriales  y  agrí- 
colas; pero  la  producción  de  su  suelo  no  basta  a  la  Nación  ni 
para  sus  necesidades  industriales  ni  para  las  alimenticias. 
Vna  lifiíera  revista  <le  las  ini]K)rtaciones  v  exportaciones  de 
la  Gran  Kepúbüca  pone  de  manifiesto  lo  que  aseveramos.  El  Ca- 
nadá tiene  producción  agrícola  similar  a  la  de  los  Estados 
Unidos  de  América,  así  es  (pie  no  se  coni])lementan  esos  paí- 
ses, conií»  sncedíM'ía  si  sus  liijos  invirtiesen  trabajo  y  capital 
.en  la  agricultura  mexicana,  que  les  rendiría  cien  por  uno  en 
determinados  ramos. 

Sin  embargo,  lo  más  sencillo  para  llevarse  a  cabo,  consis-  • 
te  en  i»roporcionar  capital  a  los  actuales  propietarios  del  Es- 
tado de  Tabasco,  que  lo  garantizarían  con  hipotecas  sobre  sus 
predios  rústicos.  Ellos  se  ^cargarían  dd  transporte  de  traba- 
jadores ACLIMATADOS  Y  MEDIO  AHr^IMATADOS,  que 
abundan  en  el  resto  de  nuestras  costas  asi  como  en  las  tierras 
calientes  y  templadas  de  los  otros  Estados  de  la  República. 

Esas  inversiones  acarrearían  además,  la  enorme  ventaja 
de  mantener  relaciones  verdaderamente  cordiales  entre  estos 
jíaíses,  con  provecho  de  ellos  mismos  y  de  la  humanidad.  Mé- 
xico se  podría  proveer  de  armas  j  municiones  de  gueraa  y  con 
tales  elementos  cons^piiria  su  pacificación  mecánica. 

Inmediatamente  después  vendría  el  capital  Norte-ameri- 


25 

cano  y  canadense,  que  al  regarse  en  la  agricultura  de  nuestros 

ávidos  campos,  produciría  de  modo  espontáneo  en  nuestra 
Patria  la  PAZ  ÜKGANICA,  con  tanta  ansiedad  deseada,  lo 
que  sucedería  si^pre  que  el  Gobierno  de  México  tomase  me- 
didas de  carácter  económico-social  que  facilitasen  la  adquisi- 
ción de  tierras  y  la  manumisión  efectiva  de  los  trabajadores. 

ADOPCION  DEL  SISTEMA  8ALA. 

Ya  que  hemos  citado  uno  dé  los  valiosos  productos  del 
listado  de  Tabasco,  como  sin  duda  alguna  lo  es  el  plátano  que 
Ileya  su  nombre,  haremos  indicaciones  sobre  la  manera  de  con- 
ducir la  explotación  de  tal  cultivo  a  gran  desarrollo,  ya  que 
él  ])resenta  margen  para  utilidades  asombrosas,  que  bien  pue- 
den ser  de  ÜN  MIL  MILLONES  DE  PESOS  ANUALES,  una 
vez  alcanzado  el  ayogfio  de  las  industrias  relacionadas  con  el 
fruto  y  la  planta  del  plátano. 

Desde  luego,  para  facilitar  a  los  particulares  la  adquisi- 
ción de  las  tierras  que  se  dedicarían  a  la  plantación  de  plá- 
tanos, se  hace  nec^iario  cumplir  con  un  requisito  previo  indis- 
pensable: la  adopción  del  SISTEMA  SALA  para  la  resolu- 
ción del  Problema  Agrario  Nacional,  ya  por  el  Gobierno  Fe- 
deral, ya  por  el  del  Estado  de  Tabasco.  Sin  esto,  los  latifun- 
distas harían  imposible  el  negocio,  porque  se  negarían  a  ven- 
der sus  tierras  o  lo  harían  a  precios  tales,  que  absorberían  to- 
das las  utilidades  posibles  de  los  plantadores  por  larga  se- 
rie de  anos.  Es  necesario  evitarlo  con  el  menor  rozamiento 
posible  de  los  intereses  creados,  finalidad  suprema  del.  SIS- 
TEMA SALA,  el  cual  expondremos  brévemente. 

El  Gobierno  Federal  o  el  local  de  Tabasco  garantizaría 
a  los  propietarios  rurales,  que  CONSTITUCIONALMENTE  se 
fijará  el  porcentaje  de  las  contribuciones  prediales  rústicas 
diroctas  en  el  CINCO  Ali  MILLAS  ANÜAL,  único,  fijo  e  in* 
variable  por  alza;  pero  que  en  cambio  se  les  pide  indiquen  li- 
bremente el  valor  ESTIMATIVO  de  sus  fincas  riisticas  en  las 
oficinas  recaudadoras  req^ectivas,  quedando  m  la  inteligen* 
cía  de  que  tanto  el  Qobi^mo,  como  cualquier  COMF^AilIA  o 
persona  privada,  que  se  proponga  dividir  un  fundo  entre  agri- 
cultores en  pequeño,  nacionales  o  extranjeros,  tendrá  dere- 
cho de  pagar  al  propietario  tan  sólo  y  nada  más,  que  la  omti- 


26 

dad  por  éste  declarada  como  valor  de  su  propiedad  en  los  fie- 
gistros  Fiscales,  pues  en  su  oportunidad  será  expropiado  de 

la  tilica,  \H)v  ser  la  división  de  los  latíñuulios  considerada  en 
la  laisnia  Ley  ('oiistitucioual  (Federal  o.  Local)  como  de  IN- 
DISCUTIBLE UTILIDAD  PUBLICA. 

Así  deberá  preceptuarlo:  ya  la  Constitución  Federal,  ya 
las  de  los  Kstados,  donde  se  jH'etenda  de  verdad,  sincera  y  hon- 
rádameute  cambiar  la  condición  actual  abyecta  del  proletaria- 
do, por  otra  elevada  hasta  el  nivel  de  una  vida  tranquila  y  lle- 
vadera. 

LEI  ÜE  ArLKJAClOSEti  DfiL  CAPITAL. 

Sabido  es  que  el  capital  si*;ue  en  sus  aplicaciones  la  di- 
recí  ión  de  las  mayores  utilidades  alcanzadas  con  la  menor  fa- 
tiga. Los  altos  poi'ceutajes  de  utilidades  que  realizan  los  pe- 
queños capitales,  no  atraen  en  todos  los  casos  o  con  noiuciia 
enerva  a  los  capitales  medianos  y  mucho  menos  a  los  cuan- 
tios(»K  }iara  aplicarse  a  empresas  análojias,  ])or<iue  todos  los 
hombres  de  negocios  saben  muy  biéu,  que  siendo  limitados  los 
consumos  de  todo  género  de  artículos,  esa  limitación  pone  ca- 
denas inquebrantables  al  movimiento  de  las  grandes  inversio- 
nes de  dinero.  l*or  otra  j  arte,  las  empresas  muy  amplias  re- 
.quiei*en  un  aumento  enorme  en  los  GA8T08  GENEKALES, 
en  los  OASTOfí  MÜ£RTOS,  c^n  relación  a  las  ^agencias  de 
las  empresas  en  j^equeño,  circunstancia  que  disminuye  natu- 
ralmente el  tanto  por  ciento  de  las  utilidades  liquidas  alcau- 
:zado  por  aquéllas. 

En  Tabasco  hi<deron  Imen  n^ocio,  los  dudSo»  de  mil 
surcos  de  jilatauo;  persij>niendo  esas  crecidas  utilidades  hu- 
b<»  quieu  cullivase  algunas  decenas  de  miles  de  la  misma  i)lan- 
ta  y  las  obtuvo;  inielóse  la  exportación  del  fruto  en  mayor 
esealav  se  dedicaron  especialmente  a  «lia  algimas  embarcacio- 
nes y  entonces  pudieron  ganar  sumas  muy  considerables  los 
dueños  de  terrenos  c(m  cientos  de  miles  de  i)lantas;  el  nego- 
cio detuvo  su  vuelo  ante  la  Involución  y  por  la  obstrucción 
de  la  Barra  -de  Frontera  fmra  {)^niitir  el  paso  de  embar- 
'eaciones  de  gran  calado;  ])ero  una  vez  que  sea  pacificado  el 
País,  iontinnadas  y  terminadas  las  obras  de  la  barra  e  im- 
-^ftstaáo  ^  BIMTEMA  HALA  en  la  li^Hibiica  o  en  el  Estado 


27 

de  Tabasco,  i)neden  encontrar  mafíiiíñca  aplicación,  altamente 
remuneradora^  desde  los  pequeños  basta  los  grandes  capitales, 
desde  los  un  mil  pesos  hasta  los  cincuenta  y  los  cien  mil  o 
los  doscientos  millones  del  modo  que  pasamos  a  esbozar. 

miiOZO  DE  UNA  GMAX  EMFREHA. 

4 

Comenzaremos  por  presentar  un  MARGEN,  es  decir,  un 
negocio  global,  (¡ue  sin  duda  es  imiiosible  de  ejecutar  por  una 
sóla  Compañía  y  de  una  sola  vez;  pero  puede  llegar  a  ser  una 
perfecta  realidad  propulsado  por  muchos  hombres  de  em- 
presa y  con  prudeute  lentitud,  la  que  nunca  seria  extrema,  da- 
da la  ley  de  ai»licaciones  del  capital  que  anteriormente  bemos 
enunciado:  *'E1  capital  sigue  los  negocios  que  mayores  uti- 
lidades proporcionan  con  la  menor  fatiga''. 

T'n  mil  millones  de  surcos  del  plátano  denominado  TA- 
BASCO,  ocuparían  una  extensión  superficial  de  dos  millones 
quinientas  mil  hectáreas.  Si  se  colocan  los  smcos  a  cinco  me- 
tros de  distancia  uno  de  otro;  cada  hectárea  contendrá  cua- 
trocientos surcos  de  cinco  plantas  cada  uno.  Supuesta  la  ad- 
quisición íácil  del  suelo  y  en  su  justo  ])recio,  conforme  a  b>s 
procedimientos  precisados  en  el  SISTEMA  SALA,  la  Com- 
pañía propietaria  dividiría  esos  terrenos  a  rasón  de  cinco  hec- 
táreas por  colono,  pues  esa  eá  la  cantidad  de  tierra  que  C50N 
SEGUKIDAI)  PLEÍsA  un  individuo  ayudado  más  o  menos  efi- 
cásmente  por  su  familia,  puede  apropiar  y  sembrar  de  plá- 
tanos en  un  año,  ari  es  que  se  neceritarían  QUINIENTOS 
MíL  COLONOS,  los  que  ])neden  conseguirse  como  queda 
didio,  en  el  resto  de  las  rej>*iones  calientes  y  teinjdadas  de  la 
Bepública  pictóricas  de  trabajadores.  El  auxilio,  durante  un 
año,  de  un  ])eso  diario  hasta  obtener  la  primera  eosedia  o  dar 
el  primer  corte,  sería  muy  atractivo  para  ellos  y  les  bastarfa 
])ara  vivir  desahogádamente  con  sus  familias,  pues  el  suelo 
tabasquefio  proporciona  alimentos  con  profusión  asombrosa, 
a  insignificante  esfuerzo  del  intwesado.  Los  auxilios  en  el  afio 
im]>ortaríaii  por  tanto,  CIENTO  OCHENTA  MILLONES  DE 
PESOS.  Si  suponemos  un  capital  inicial  de  DOSCIENTOS 
MILLONES  DE  PESOS  aplicado  a  la  empresa  sujeto  al  "Plan 
Financiero  del  SISTEMA  SATjA",  aun  se  tendría  un  sobrante 
de  Cl  ATÜtjCIENTOS  VEINTE  MILLONES,  para  aplicar- 


28 

los  a  la  compra  de  tierras^  construcción  de  habitaciones»  úti 
les  de  campo,  transportes  y  otros  auxilios  a  los  colonos  o  pro- 
pietarios en  pequeño. 

Como  antes  dijimos,  con  el  capital  antes  expresado  de 
DOSCIENTOS  MILLONES  DE  PESOS  fuertes  del  cuño  me- 
xicano, la  Coiiii>añía  organizaría  un  Banco  que  operaría  ba- 
jo él  PLAN  FINANCIERO  del  fcJISTEMA  SALA,  para  cum- 
plir con  la  finalidad  de  realizar  el  gran  plantío  por  medios 
indirectos,  nunca  directamente,  ni  entendiéndose  por  sí  nais- 
ma  con  jornaleros,  colonos,  pequeños  propietarios,  &. 

Si  la  Compañía  aceptase  para  la  fundación  del  Banco 
el  Plan  Financiero  del  SISTEMA  -SALA,  en  realidad  tan  sólo, 
liaría  un  empréstito  al  Gobierno  de  Tabasco  por  doscientos 
millones  de  pesos,  cuyos  réditos  así  como  el  capital,  estarían 
garantizados  con  el  producto  del  CINCO  AL  MILLAS  de  con- 
tribvición  que  pagaría  la  propiedad  rústica  del  Estado;  con 
las  utilidades  del  mismo  Banco,  que,  en  el  supuesto,  sería  ma- 
nejado por  el  Gobi^no,  con  intervención  amplia  de  la  Compa- 
ñía y  con  la  responsabilidad  hipotecaria  de  todas  las  instita* 
ciones  bancarias  intermedias,  que  serían  las  que  directamente 
se  entendieran  con  los  cultivadores,  de  acuerdo  con  el  citado 
PIAN  FINANCIERO  DEL  SISTEMA  SALA.  Ni  un  peso  ni 
nn  billete  saldrían  de  las  Cajas  del  BANCO  sin  la  debida  ga- 
rantía hipotecaria.  El  Banco  tendría  el  derecho  de  emitir  bille- 
tes por  lo  menos  por  una  cantidad  dos  veces  igual  a  su  capi- 
tal; de  mm&ñ  que  podría  movilizar  SEISCIENTOS  MILLO- 
NES DE  PESOS  FUERTES. 

Caben  en  esta  materia  multitud  de  firmes  combinaciones; 
no  nos  proponemos  detiülar  ninguna,  pues  son  familiares  para 
los  hombres  de  empresa  y  banqueros  de  los  Estados  ünidoi 
de  América  y  Canadá;  pero  supongamos  realizado  el  gigan- 
tesco plantío  por  colonos,  por  los  actuales  propietarios  del  sue- 
lo de  Tabasco  reaccionados  por  el  Banco,  por  empresas  priva- 
das de  división  de  tierras  y  colonización,  apo^^idas  por  él  mis- 
mo Banco,  &.  Supongamos  ésto  y  veamos  los  resultados;  és- 
tos sí  son  seguros,  evidentes,  enseñados  por  práctica  y  expe- 
riencia bastante  prolongadas. 


2» 


LTILlDADEíi  CLAyTlOiiAi:;  Y  kíEGLRAS. 

Como  todo  chupón  de  plátano  produce  m  racimo  al  año 

de  sembrado  y  queda  constituido  el  surco  de  cinco  plantas  por 
los  hijos  (pie  nacen  en  torno  de  la  generatriz,  resultaría  que 
al  final  del  s^n^^do  año,  los  un  mil  millones  de  surcos  produ- 
cirían CIEN  MILLONES  de  racimos  de  plátanos  semanaria- 
mente, puesto  que  es  nn  hecho  seguro  y  comprobado  i>or  la 
práctica  que  en  toda  plantación  del  jílátano,  el  diez  i^or  cien- 
to de  sarcos  produce  un  racimo  por  cada  surco  en  ese  tiem- 
po. Calculando  que  en  cada  racinao  de  plátano  utilizasen  los 
colonos  veinte  centavos  plata,  la  entrada  líquida  semanaria 
en  ] tesos  de  ]>]ata  i)ara  el  Estado  de  Tabasco,  sería  de  VEIN- 
TE MILLOJÍES  DE  PESOS,  lo  que  daría  por  año  la  no  des- 
preciable cantidad  de  UN  MIL  MILLONES  DE  FEfiOB  PLA- 
TA. 

EL  PROBLEMA  DE  LA  ALIMENTACION  causa  ver- 
dadera angustia  en  los  momentos  actuales  a  la  mayoría  de 
las  naciones  del  mundo,  si  no  es  que  a  todas;  esta  situación 
continuará  mientras  dure  la  guerra  y  muchos  años  después 
aun:  por  el  acotamiento  del  ci^édito  i)úblico  de  las  naciones  be- 
ligerantes, por  la  destrucción  de  gigantescos  capitales  eu  los 
teatros  de  la  guerra,  por  las  agitaciones  int^ores  a  que  se 
verán  sometidos  los  pueblos  de  instituciones  más  atrasadas, 
por  el  empleo  de  snnias  fabulosas  improductivamente,  como 
en  el  pré  de  millones  de  soldados  y  en  la  fabricación  de  arma- 
mentos, municiones,  &.  En  consecuencia,  un  alimento  sano, 
exquisito,  barato,  como  es  el  plátano  de  Tabasco,  puede  tener 
demanda  verdaderamente  indefinida.  Se  considerará  como  sal- 
vadora su  pi'oducción  y  atraerá  simpatías  a  México,  pues  re- 
cordemos que  la  mira  humanitaria,  está  muy  enlazada  con  éí 
plan  de  hacer  g:randes  inversiones  en  el  indicado  cultivo. 

En  la  actualidad  cada  racimo  contiene  CIEN  PLATA- 
JÍOS  por  término  medio,  de  lo  que  resulta  prácticamente,  que 
en  caso  necesario,  dando  a  cada  persona  catorce  plátanos  de 
Tabasco  por  día,  ésta  podría  sostener  su  vida  bastante  biéa 
alimentada.  En  los  siete  días  de  que  se  compone  la  semana 
consumiría  un  racimo,  así  es  que  los  DOS  MILLONES  QÜI- 
NIENTAS  MIL  HECTAREAS  de  tierra  tabasqueñas  smbra* 


«o  • 


das  de  plátano,  }ixodueirian  alimentación  suficiente  y  bastan- 
te nutritiva  para  dm  millones 'de  individuos. 

Es  de  suponerse  qne  con  la  práctica,  en  el  cultivo  del  plá- 
tano se  llegará  a  una  alta  selección  y  eu  tal  caso,  se  obteudráu 
uniformemente  en  los  sembradíos,  racimos  de  ciento  cincuen- 
ta j  basta  de  doscientos  plátanos  por  término  medio,  que  aho- 
ra se  producen  no  muy  excepcionalmente  por  cierto,  lo  que 
hace  más  seguro  el  cálculo  que  antecede. 

00NDI0I0NE8  PROPICIAS  PECULIARES  DE  TABA8C0. 

Parece  conveniente  advertir  qne  en  la  República  Mexi- 
cana, linicamente  el  Estado  de  Tabasco,  talvez,  tenga  las  con- 
diciones exiiridas  para  resistir  la  enorme  succión  de  agua  que 
tul  i)linitarión  de  plátanos  necesita  para  desarrollarse  y  fruc- 
tificar con  el  vigor  que  se  requiere.  Allí  mismo  podría  suceder 
qne  la  tierra  acuosa  por  excelencia,  gracias  a  ese  plantío  se 
convirtiese  en  húmeda  tan  sólo,  lo  cual  realizaría  el  ideal  más 
jjreciado  pava  la  a^cultnra  y  Tabasco  se  tendría  como  la 
tierra  modelo  entre  los  países  cálidos. 

Telendo  en  cuenta  la  rapidez  con  que  el  plátano  madu- 
ra y  se  echa  a  perder,  sólo  también  el  Estado  de  Tabasco,  es- 
tá capacitado  ])ara  ])ermitir  una  concentración  rújuda  del  fru- 
to en  los  puntos  de  embarque,  porque  toda  su  superficie  está 
ocupada  por  una  verdadera  red  de  vías  fluviales  más  o  menos 
amplias;  pero  todas  sin  excepción  navegables. 

Podría  objetarse  qne  la  fruta  del  ¡dátano  presenta  incon- 
venientes muy  graves  para  su  transporte  y  distribución  en 
loft  países  consumidoreiE^  tanto  por  lo  expuesta  que  estaría  a 
la  descomi>o8Íción,  como  por  difícil  de  manejar  en  las  fati- 
gas del  manipuleo.  Esas  objeciones  serínn  incimtestables,  si 
no  fuese  bien  sabido  ya,  que  el  plátano  se  convierte  eu  harina 
y  ante  todo  y  sobre  todo,  que  se  emplea  en  la  forma  conocida 
con  él  nombre  de  PLATANO  PASADO  O  BVAPOBADO.  Tal 
estado  del  fruto  es  muy  semejante,  si  no  es  que  ifíual,  a  el  del 
dátil  de  Túnez,  común  en  todos  los  mercados.  Precisamente  a 
esta  forma  és  a  la  que  debe  circunscribirse  la  atención  de  la 
Empresa  que  suponemos,  para  exportar  el  plátano  en  grande 
escala;  pues  en  el  estado  de  PLATANO  PASADO  O  EVAPO^ 
BADO,  puede  durar  sin  descomponerse  por  varios  años  y  el 


ai 

manipuleo  de  los  transiwrtes  por  mar  y  tierra  se  facilita  de 
modo  extraordinario. 

Además,  el  PI^TA iíO  PASADO  presenta  la  incalcula- 
ble ventaja  para  las  clases  proletarias,  de  que  sólo  t^idrán 
la  necesidad  de  comprarlo  ])ara  comerlo  inmediátamente,  sin 
preparación  alguna  posterior,  lo  cual  constituye  un  j^rán  he- 
neflcio  para  estas  clases,  aun  cuando  sacrifiquen  la  agradable 
frescura  de  la  fruta  madura.  EL  PLATANO  PA8ADO  es  de 
sabor  exquisito. 

Par  al  plátano  el  estado  de  evaporado  se  conseguirá  con 
suma  facilidad,  tanto  en  las  grandes  factorías  que  se  establez- 
can en  los  puertos  de  embarque,  como  en  hornos  de  cortas 
dimensiones  construidos  en  las  casas  de  los  colonos;  así  el 
artículo  se  obtendría  de  mejor  calidad  aúu,  a  cansa  del  ca- 
rácter familiar  que  tendrá  la  industria* 

Pmrá  no  hacer  difuso  este  estudio,  ni  aparecer  con  cier- 
ta petulancia,  lu)  danios  en  detalle  los  datos  comparativos  en- 
tre los  elementos  de  nutrición  que  contiene  el  plátano  y  (^tras 
frutas,  tul»érculos,  gramíneas  j  cereales ;  pero  sí  haremos  cons- 
tar que  el  plátano  sólo  es  aventajado  por.  el  tri^  y  eso  en 
mínima  proporción  en  tales  elementos  nutritivos. 

ETAPAS  NECESARIAS  PARA  REALIZAR  LA  EMPRESA. 

Hemos  disertado  aceica  de  una  emi>resa  que  realmente 
es  una  finalidad  y  más  bien  con  el  objeto  de  mostrar  una  de 
las  virtualid^Mles  del  país,  que  con  el  propósito  de  soñar  si- 
quiera en  realizar  sin  etapas  semejante  empresa.  No  descono- 
cemos la  influencia  jioderosa  del  factor  TIEMPO  en  todas  las 
soluciones  que  el  hombre  llega  a  obtener;  pero  lo  cierto  es 
que  Tabasco  puede  ser  la  región  del  mundo  que  concentre^  pa*. 
ra  el  alto  comercio  y  la  gran  industria,  la  explotación  del 
])látano.  Desde  luego,  el  ])!átano  ^^Tabasco",  es  una  variedad 
exquisita  y  exclusiva  de  la  región.  Esta,  la  región,  en  que 
se  produce  es  más  vasta  que  las  productoras  del  mismo  ar- 
tículo en  Cuba  y  la  América  Central  sumadas,  de  modo  que  en 
la  zona  hidrográfica  (jue  abarca  Tabasco,  pueden  hacerse 
plautíos  COÍíCEísTUADÜS  capaces  de  proporcionar  pl;Ua- 
ne  al  mundo  entero^  aun  cuando  ll^ue  a  ser  en  todo  él  con- 
suetudinario el  uso  como  fruta  por  todos  sus  habitantes.  Los 


más  gr¡ui<les  pliuitíos  iio  acabañan  con  el  agua  que  propor- 
cionan los  ríos,  arroyos  y  luauautiales  de  la  comarca  y  si  en 
virtud  de  ellos  el  suelo  hoy  acuoso  se  convirtiese  en  HUME- 
DO^ tanto  mejor  para  la  agricultura  tropical  de  aquella  gi- 
gautesea  cuenca  hidráulica. 

Ya  hemos  hablado  de  la  facilidad  que  los  ríos  de  Tabas- 
co  propweionan  piura  el  transporte  rápido  y  a  insignificante 
costo  del  plátano  hasta  los  lugares  de  embarque.  Estamos  de 
consiguiente  en  la  ])osibilidad  de  contribuir  con  un  artículo 
alimenticio  de  la  mejor  calidad,  para  convertir  eu  menos  dura 
la  situación  de  muchos  pueUos  y  de  millones  de  hombres. 
El  Gobernante  de  Tabasco  que  en  lo  futuro  no  se  proponga 
ftrine  y  resuéltamente  llevar  a  cabo  las  obras  de  las  barras  de 
los  grandes  ríos  para  la  navegación  de  gran  tonelage ;  que  uo 
se  proponga  a  la  ves,  apoyar  con  toda  energía  e  int^igencia 
el  cultivo  intensivo  de  aquel  suelo  prodigioso,  que  no  sólo  pro- 
duce plátano,  sino  tres  cosechas  de  maíz,  tres  de  frijol  y  tres 
de  arroz  por  año  y  en  el  mismo  campo  cada  una  de  ellas;  que 
además  produce  hule^  cacao,  vainilla  y  mil  artículos  más,  to- 
do con  abundancia  asombrosa,  un  Gobernante  que  no  haga 
lo  indicado,  será  una  réni<»ra  ];ositiva  i)ara  el  i)rogreso  de  la 
Patria  y  para  el  bien  de  la  humanidad.  En  cuanto  a  la  ini- 
ciad^ de  la  primera  apresa  formal  para  el  cultivo  del  plá- 
tano ^^Tabasco'^,  puede  intentarse  con  cinco  o  diez  millones 
de  pesos,  que  bien  repartidos  entre  adquisición  de  terrenos 
adecuados  (conforme  al  SISTEMA  SALA)  transporte  de  tra- 
bajadores, construcción  de  canbarcaciones  de  fondo  plano,  de 
hornos  desecadores  portátiles  en  los  mismos  barcos^  refac- 
ción a  los  ju'opietarios  de  los  platanares  ya  existentes,  ])rés- 
tamos  o  anticipos  a  los  agricultores  en  escala  media  del  mis- 
'  mo  articulo,  &.  producirán  utilidades  inespmidas,  dividen- 
dos del  ciento  o  más  por  ciento,  dada  la  demanda  actual  del 
plátano  en  los  Estados  Unidos  de  América  y  la  mayor  que 
es  de  esperarse  tenga,  cuando  los  buques  de  ese  país,  sean  el 
necesario  vehículo  de  todo  género  de  mereandas  de  América 
hacia  Europa  y  demás  partes  del  mundo. 

La  terminación  de  las  obras  de  la  barra  de  Frontera  que 
debe  ser  realizada  por  la  Federación  y  <*1  Gobierno  del  Esta- 
do, la  implantación  en  el  país  o  en  el  Kstado  del  SISTEMA 
BALA  para  la  división  del  latifundio,  garantías  interiores 


3:i 

en  el  Estado,  tales  y  cuales  ex^ciones  otorgadas  por  éste  y 
por  el  Gobierno  Federal  a  los  primeros  empresarios,  he  aquí 

todo  lo  que  se  necesita  para  que  eu  el  tóriiiino  de  un  lustro  o 
un  poco  más,  el  capital  nacional  y  mucho  del  extranjero  fe- 
cunde a  raudales  inagotables  el  riquísimo  suelo  de  Tiüi»asco. 

LA  FIBRA  DEL  PLATANO  Y  EL  TANINO 

Se  hace  necesario  estudiar  la  planta  del  plátano  bajo 

otros  aspectos,  uo  menos  interesantes  que  como  productora 
del  fruto* 

La  fibra  de  la  planta  del  plátano  por  su  longitud,  blan- 
cura, ílexibilidad  y  finura,  puede  en  ciertas  aplicaciones  ser 
superior  a  la  fi))ra  de  la  pita;  pero  desde  lu^go  supera  al  he- 
nequén, lechuguilla,  zapupe,  &. 

Las  desfibradoras  del  plátano  podrían  montu*se  en  Ta- 
basco en  laucliones  de  fondo  plano  para  llevarlas  por  las  ri- 
beras de  los  ríos  hasta  el  plantío  donde  se  requii  iesen.  Del 
mismo  modo  podrían  conducirse  los  hornos  secadores,  a  fin 
de  hacer  de  la  .explotación  de  la  fibra  del  plátano  un  n^^ 
cío  verdaderamente  industrial.  Las  instalaciones  que  tanto  te- 
rreno ocupan  en  las  industrias  similares,  en  el  presente  caso 
seiian  movibles,  pues  ocuparían  por  breve  tiempo  tal  o  cual 
porción  de  agua  en  vee  de  estar  fijos  los  útiles  y  máquinas 
en  terreno  determinado.  La  práctica  enseñaría  otras  muchas 
ventajas  que  pueden  obtenerse  del  sistema  hidrográfico  de  Ta- 
basco y  de  la  naturaleza  peculiarisima  de  la  Industria  del 
Plátano. 

En  los  lanchones  en  que  estén  montadas  las  desfibrado- 
ras,  uecesáriamente  irán  acompañadas  de  trapiches  de  tres 
cilindros  a  lo  más,  destinados  a  extraer  el  jugo  del  tallo  de 
las  plantas  y  de  las  nervaduras  de  las  hojas,  pues  ese  jugo 
es  ríiiuísimo  en  taníno  de  la  mejor  calidad,  substancia  que 
tantas  y  tan  variadas  aplicaciones  tiene  en  la  Industria  mo- 
derna y  cuya  extracción  es  del  todo  conocida  y  fácil  para  la 
Química  Industrial. 

UTILIZACION  DEL  BA&AZO  DEL  PLATANO. 

El  ]>latano  proporciona  otro  producto  de  inapreciable  va- 
lor como  es  el  hsigaza  que  resulta  casi  seco  al  raspar  la  fibra. 


34 

bagazo  8e  puede  emplear  para  la  fabricación  de  cartón  en- 
carmjado  muy  resistente^  utilizable  en  los  empaques,  el  cual 
tendrá  por  principal  ventaja  sn  extremada  lijereza,  lo  que  en 
los  transportes  ahorrará  grandes  sumas  de  dinero. 

LOS  PELIGROS  DE  NUESTRA  NACIONALIDAD. 

Si  1(»  (}ue  (lejaiuos  sinTéticaiuente  reseñado  con  respecto 
a  un  solo  producto  del  Estado  de  Tabasco,  se  aplica  al  res- 
to del  territorio  nacioml  para  sus  múltiples  y  variados  ele- 
mentos en  frutos  y  tubérculos,  rereales  y  gramíneas,  plantas 
niedii'iuales,  in<Iustriales  y  forrajeras,  tt.,  productos  de  sus  tres 
climas;  si  pensamos  por  un  momento  en  los  resultados  que 
tradría  la  explotación  intensiva  de  nuestro  suelo,  se  com- 
prenderá la  magnitud  del  error,  la  yra\ísinia  falta  que  esta- 
mos conietieudo  los  mexicanos,  en  contra  de  nuestra  naciona- 
lidad, dado  que  desde  la  Conquista  hasta  nuestros  días,  úni- 
camente nos  hemos  ocupado  en  asuntos  haladles  en  el  órden 
moral  y  de  intentos  menos  que  medianos  en  el  econóniicí^  y 
no  hacemos  incaj)ié  en  los  asuntos  de  órden  i)olítico,  jíoríiue 
en  nuestro  país  se  llama  POLITICA  a  la  intriga  burda  y  has- 
ta repugnante  y  criminal.  La  política  entre  nosotros  nunca 
ha  sido  lo  que  debiera  ser,  es  decir,  el  arte  de  resolver  median- 
te el  estudio  asiduo  y  sereno,  L08  TIÍOBLEMAS  iíACIONA- 
LE8y  que  son  de  altísima  trascendencia  para  la  conservación 
de  la  nacionalidad,  Grandes  dudas  aparecen  respecto  de  és- 
to, en  alí>unos  es])íi  i1us  que  de  vez  en  cuiindo  meditan  sobre  lo 
que  nos  espera  en  el  porvenir,  si  no  cambiamos  de  conducta 
y  orientación,  procurando  aprovechar  las  circunstancias  favo- 
rables que  en  la  época  píu'que  atravesamos  se  nos  presentan, 
I>ara  enjírandecernos  en  todos  los  órdenes  de  la  actividad  hu- 
mana y  i»rincii)álmente  en  ei  ecom)mico. 

En  efe<Tto,  la  guerra  mundial,  durante  ella  y  por  -mucho 
tiempo  después,  traerá  a])arejada  el  hambre  mundial.  Tan 
exacta  es  esta  idea,  (¡ue  el  i)revisor  (íiíbierno  de  los  Estados 
Unidos  de  América,  una  de  las  jirimeras  medidas  que  tomó 
al  particijmr  en  la  contienda,  ha  sido  la  de  procurar  resolver 
el  problema  de  la  alimentación  de  los  soldados  y  del  pueblo 
pobre  de  los  i>aíses  de  la  Eti tente.  Nosotros  los  mexicanos  con 
un  poco  de  juicio  y  buena  voluntad,  podríamos  coms^uir  que 


86 

el  capital  americano  se  invirtiese  en  el  cultivo  de  nuestros 
campoS;,  con  lo  que  obtendríamos  la  PAZ  OfiGA^ICA,  tras  la 
MECANICA  que  lográsemos  establecer  por  medio  de  las  ar- 
mas. Así  y  sólo  así,  podremos  salvar  nuestra  nacionalidad, 
terriblemente  amenazada  dentro  de  un  período  nunca  ma- 
yor de  CINCÜ£:NTA  A^Oiá.  Este  es  el  tiempo  de  vida  que 
nos  queda,  a  más  contar,  como  pueblo  independiente,  a  pesar 
de  las  vociferaciones  en  contrario  que  lancen  los  politicastros 
charlatanes  y  embaucadores  del  PUEBLO,  que  con  el  fin  de 
asaltar  los  puestos  p^fblicos,  sólo  adulan  a  las  multitudes  y 
despnés  las  oprimen  para  contar  con  el  apoyo  de  los  ricos. 
Véanse  algunos  indicios  serios. 

En  la  época  de  nuestra  desgraciada,  guerra  del  47  con  los 
Estados  Unidos  de  América,  nuestro  país  t^ia  NUEVE  MI- 
LLONES DE  HABITANTES  v  ellos  sólo  SEIS  MILLONES. 

Perdimos  la  gu^i'i'íí :  ^^^^  segregaron  alí»o  más  de  la  mitad 
de  nuestro  territorio;  nos  llenamos  de  vergüenza;  pero  a  cam- 
bio de  tantas  desventuras,  nosotros  pudimos  crear  muchos 
HEROES. 

Después  de  setenta  anos  transcurridos  hasta  la  época  ac- 
tualy  los  Estados  L  uidos  de  América  han  asombrado  al  mun- 
do con  su  ordenado  crecimiento  en  fabulosas  riquezas  de  to- 
do órden  y  lo  qne  es  más  espantable  para  nosotros :  con  el  au- 
mento de  sus  liabitantes  que  en  la  actualidad  arrojan  la  ci- 
fra de  CIENTO  QUINCE  MILLONES  de  seres  humanos 
que  piensan,  producen  j  consumen  con  prodigiosa  enei^ía.  No 
sería  ningún  cálculo  exa^ferado  suponer,  que  si  las  cosas  conti- 
núan de  una  manera  normal,  dentro  de  cincuenta  años  los  Es- 
tados Unidos  de  América  pasarán  de  los  TRESCIENTOS  MI- 
UiONES  DE  HABITANTES,  con  una  riqueza  rayana  en  lo 
incalculable;  mientras  que  nosotros  seguiremos  estacionarios 
o  jíoco  menos,  pues  a  medida  que  se  aumenta  la  riqueza,  nos 
apresuraremos  a  destruirla  hasta  en  sus  f  uentes,  para  enrique- 
cer HEROES  y  s^nui^^o^  matándonos  por  el  ju^  de  las  am- 
biciones personales;  ya  que  estamos  lejos  de  querer  hallar  en 
nuestras  luchas  la  FNIDAD  PSICOLOGICA  NACIONAL, 
que^  de  una  vez  por  todas,  nos  ori^te  hacia  nuestros  destinos 
definitivos. 

Los  mexicanos  que  vivan  en  el  año  de  1008  tendrán  el 
dolor  y  la  vergüenza  de  ver  realizarse  el  inevital^le  fenómeno 


86 

bial4!^co  de  la  substitución  de  la  actual  rasa  mexicana  en  la 

Soberanía  del  País,  por  otra  que  sin  violencia  o  con  ella,  ven- 
drá del  ^Norte,  constituida  por  unidades  fuertes,  inteligente- 
mente organizadoras,  capaes  de  la  solidaridad  entre  sí  mis- 
ma e  incalculablemente  rica. 

No  será  el  01)10  del  vankee  o  del  canadense  o  del  habi- 
tan  te  de  ¿Uaska  el  que  nos  ponga  en  última  üla  dentro  del 
país  qne  hasta  hoy  llamamos  nuestro,  sino  pnra  y  sencilla- 
mente la  realización  de  nn  fenómeno  de  biología  social:  la 
muerte  de  los  inei)tos  y  esta  nuestra  ineptitud  ]>ara  organizar- 
nos,  nos  borrará  del  planeta.  ¿Será  tal  nuestra  debilidad, 
qne  no  tengamos  nn  gesto  de  energía  y  patriotismo  qne  nos 
abra  nna  esperanza  de  vida? 

LlBKETAD  V  TXKHRAS. 


hdiistría  del  Plátano  Evaporado 


£u  la  actualidad,  los  cultivadores  del  'Plátano  de  Tabas- 
co",  venden  la  mayor  parte  de  sus  cosechas  en  racimos  de  fruto 

fresco,  tal  como  se  cortan  de  las  matas  cuando  llegan  a  cierto 
grado  de  madurez.  En  esta  forma,  el  articulo  es  de  difícil  ma- 
nejo para  los  transportes,  y  además  dura  en  buen  estado  poco 
tiempo,  lo  qne  naturalmente  limita  sn  con^^io  a  Ji^res  si^ 

tuados  a  corta  distancia  de  los  de  su  producción  o  con  los  cua- 
les las  comunicaciones  son  de  suma  facilidad. 

Los  plátanos  no  aceptados  i>or  los  fóqK>rtadores,  porque 
tengan  algfm  defecto  en  la  calidad  o  por  la  pequeña  cantidad 

de  frutos  en  los  racimos,  son  preparados  en  la  forma  de  EVA- 
FOIÍAüOS  o  PASADOS,  es  decir,  se  evapora  el  agua  que 
contienen,  exponiéndolos  a  los  rayos  solares,  después  de  ha- 
berles quitado  la  cáscara  y  abrirlos  en  determinada  forma  o 

dejándoles  la  que  tienen. 

Como  se  comprende,  «ata  operación  de  PASAR  o  EVAPO- 
RAR el  ]>1  ataño  por  medio  de  los  rayos  solares,  ha  sido  una 

industria  emÍHcníen)ente  casera,  que  proporciona  a  quienes  la 
ejercen  pequeüisiuias  utilidades. 

El  comercio  concentra  con  diflcultades  la  producción  de 

'  plátano  evaporado  o  ¡insado  v  lo  vende  a  precio  exagerado, 
(pie  podría  ser  disminuido  en  grandes  proporciones,  si  la  in- 
dustria capitalista  se  encargase  de  este  asunto. 

Muy  pocos  plantadores  cuentan  con  hornos  rudimenta- 
rios para  preparar  el  plátano  evaporado.  En  la  mayoría  abso- 
luta de  los  casos  el  plátano  descascarado  y  a  veces  partido  en 
la  dirección  de  longitud,  se  tiende  al  sol  en  petates  o  sobre 
tepextles.  Esos  tendidos  requieren  muclios  cuidados,  pues  se 
liace  necesario  ponerlos  bajo  techo  todas  las  tardes  y  evitar 
que  los  pájaros  y  los  insectos  devoren  el  fruto. 


puede  ser  más  lamentable  la  situación  de  esta  indus* 

tria,  que  llegará  a  ser  poderosa  ])or  su  euantía  y  llevara  a  un 
florecimiento  de  ricjueza  difícil  de  imaginar  a  vastas  regio- 
lies  del  país,  especialmente  a  Tabasco,  que  goza  de  condiciones 
excepdonalmente  buenas  para  una  producción  indefinida  del 
plátano. 

El  fruto  fresco,  además  de  ser  de  difícil  manejo  para  los 
transportes,  sólo  llega  en  buenas  condiciones  a  lugares  rela- 
tivamente i>oeo  distantes  del  lugar  de  la  producción ;  en  cam- 
bio el  PLATANO  EVAPORADO  es  de  manejo  muy  sencillo 
y  dura  mucho  tiempo,  tanto  como  los  dátiles  y  los  higos  eva- 
poradosy  con  los  que  se  practica  un  comercio  mundial. 

£kito  también  puede  hacerse  con  el  plátano  EVAPOBA* 
DO,  y  aunque  hasta  ahora  se  ha  hecho  su  comercio  con  el  fru- 
to entero  o  simplemente  abierto;  sin  duda  sería  mucho  más 
conveniente  reducirlo  a  papilla  una  vez  maduro^  en  máquinas 
rdcfcuadas,  como  son  las  máquinas  de  amasar,  capaces  de  gran 
rendimiento  j  después  de  laminar  y  cortar  esta  masa  o  papi- 
lla en  rectángulo  del  tamaño  y  grueso  que  se  quisiese,  tam- 
bién mediante  máquinas  que  ya  existen  para  laminar  y  frac* 
cicmar  en  esa  forma  multitud  de  otras  substancias,  se  llevaría 
a  cabo  la  evaporación  en  hornos  especiales. 

La  única  operación  que  se  practicaría  a  mauo  seria  la  de 
mondar  el  plátaiio^  lo  que  es  muy  sencillo. 

De  este  modo,  se  podrían  obtener  al  día  muchas  toneladas 
de  PLATANO  K\'AIV )IiADO,  ]>erfectamente  dis|)uest<>  para 
transportarlo  por  el  mundo  entero,  en  envases  de  hoja  lata, 
que  a  su  ligereza  reúnen  la  cualidad  de  ser  impermeables  de 
modo  completo,  lo  que  no  pasa  con  los  envases  de  madera,  ni 
aun  siendo  de  considerable  espesoi-. 

Estas  mismas  operaciones  de  mondar  el  plátano,  reducir- 
lo a  papilla,  laminar,  cortar  y  evaporar  ésta,  empacarla,  etc., 
se  pueden  llevar  a  cabo  en  lanchones  de  fondo  plano  con  varios 
pisos,  que  navegando  por  los  caudalosos  y  extensos  ríos  de 
Tabaseo,  se  aproximaiúan  a  los  plantíos  eu  el  momento  o\hív- 
tuno  o  sea  en  el  de  recibir  el  fruto  ya  maduro.  De  este  modo 
se  eeonomizarfan  al  plátano  fresco  transi>ortes  que  son  difí- 
ciles y  i)nr  ello  costosos.  Kn  la  ^ran  industria,  reducir  el  costo 
de  producción  es  asunto  de  vital  importancia  y  deben  apro- 
vecharse todas  las  circunstancias  que  favorezcan  esta  mira* 


39 

Asi  i>reparadi>  el  plátano,  sería  un  alimento  kigiénico, 
muy  nutritivo^  exquisito  de  sabor,  j  por  su  baratura,  llega- 
ría hasta  las  clases  más  modestas  de  todos  los  países  del  mun- 
do. Tabaseo  tiene  un  poder  de  producción  ilimitado  de  este 
precioso  artículo. 

Birviéndose  de  las  instalaciones  para  preparar  el  plátano 
evaporado,  del  excedente  del  vapor  de  agua  de  las  calderas  y 
del  a<»'ua  caliente  de  las  mismas,  al  concluir  los  trabajos  del 
día,  si  fuera  posible,  se  podrían  aprovechar  para  hervir  agua 
y  cocer  con  ella  la  cáscara  del  plátano,  pues  lejos  de  constituir 
un  desperdicio,  así  i>rei tarada,  es  un  alimento  de  primer  or- 
den jíara  las  gallinas,  los  pavos,  los  patos  y  demás  aves  de  co- 
rral; pero,  sobre  todo,  para  la  engorda  de  cerdos. 

La  c;*ía  del  ganado  porcino  libará  a  constituir  en  Ta- 
baseo un  ramo  de  riqueza  de  la  mayor  importancia,  tan  pron- 
to como  se  cultive  y  beneficie  el  jdátano  por  los  procedimien- 
tois  propios  de  la  gran  industria,  pues  se  contará  allí  con  la 
cáscara  del  fruto  maduro,  que  no  cuesta  nada,  para  alimentar  ,  ' 
y  engordar  a  esos  valiosos  animales,  cuyos  productos  tienen 
enorme  demanda  mundial. 

Así  es  (jue  una  factoría  ñja  o  flotante,  además  de  produ- 
cir  exquisito  alimento  del  plátano  evaporado,  suministrará, 
sin  costo  casi,  elementos  para  la  cría  y  engorda  de  ganados  de 
todas  clases,  así  como  de  aves  de  corral. 

Tabanco,  explotado  eu  sus  grandes  elementos,  asombrará 
al  mundo  por  su  riqueza  y  prestará  precioso  contingente  al 
bien  de  las  naciones. 

LlU£UTAl>  V  TiKRBAS.